sábado, 4 de agosto de 2012

La Vocación: llamada y creación del Ser. La Presencia.

Jan Lauschmann. Escuela de foto checa.

Vocación: Llamada, Ser y Presencia.




(Junto al tópico de la "pérdida de valores", se alza el de la "falta de vocaciones", sean religiosas, artísticas o científicas. Pero sabemos poco de lo que significa, en nuestra lengua, eso de la "vocación". Lo que a continuación se incluye -como contribución a ese escaso saber- es un capítulo de mi obra Conciencia y libertad. [1])
De la misma manera que se creyó en arcaicas edades, sucede con la visión  inicial de Vernon Howard, para el que la palabra positiva llama o produce efectos positivos, mientras que la palabra negativa llama o atrae sucesos negativos.
Hablar, tomar la palabra o denominar es, inicialmente, llamar; pero para el hombre primitivo, llamar es convocar, denominar es apropiar y nombrar es dominar, en una palabra, crear nuevas realidades o situaciones; así ocurre, en el Génesis hebreo, en el que no sólo la creación va precedida del “decir”, sino que también aparece la cesión divina del poder a Adán como vocación o nombramiento de todos los animales, incluida la mujer Eva.[2]
Los estudios que Lorite Mena ha realizado a partir de la fenomenología existencial de Heidegger, la teoría simbólica de Cassirer y de la lingüística comparativa de Benveniste, nos proporcionan estimulantes hipótesis sobre la esencia mágica del lenguaje.

San Jerónimo. El abandono del mundo por vocación religiosa

Antes del lenguaje está el gesto y, dentro del gesto, el mismo grito que se sitúa todavía en las afueras de la lengua; al grito suele acompañar el indicar, el señalar, el reto, el golpe, la sumisión o la huida. Lorite Mena afirma que
 “la acción propia del decir consiste en una retención mental del mensaje que transitaba a través del gesto –grito- operacional.” [3]  
¿Qué está implicado en ese transformar –utilitariamente- la realidad que efectúa el decir?
Es, sin duda, el tiempo el que aparece en juego merced al lenguaje, el tiempo que se define como detención rítmica, como corte en la vida de la comunicación gestual; el decir paraliza la vida, como se re-paralizará de nuevo en la escritura, en el diccionario, en la Real Academia de la Lengua…Se trata, decíamos, de una operación de acumulación, de posesión y de seguridad pero, también, de complejidad de la vida, de mejora, de dotación de altas posibilidades para la supervivencia: en suma, la lengua es un instrumento complejo para hacer herramientas complejas. Lorite cita a Bunak:

“el utensilio chelense, retocado, que necesita de veinte a treinta golpes, no se explica sin la palabra polisemática; los útiles increíblemente detallistas y especializantes del Paleolítico superior requieren, con sus diez a doce operaciones y doscientos a doscientos cincuenta actos, el `pensamiento sintágmico o lenguaje verdadero´.”[4]

El decir no sustituye a la cosa, subraya Lorite, sino que es la “misma presencia” de la cosa, de ahí el latino “comprendere”, agarrar, aferrar, detener la presencia misma de la cosa o, ciñéndonos al vocabulario de la misma magia, “hacer aparecer” la cosa ausente…o, también, hacerla desaparecer…Y es que, decir, es reproducir el mensaje en ausencia del estímulo directo, (o lo que es lo mismo)

“(Decir es) llamar (la cosa) a la presencia –hacer una presencia- en un espacio vocal.”[5]

De manera que decir es algo más que mencionar la cosa y, mucho más que definirla, es traerla a colación, presentarla, mediante su evocación: “el decir-la-cosa- es la cosa” misma.
El lenguaje pues, nos sitúa en el tiempo, exactamente en lo que es el tiempo: corte de la vivencia indiferenciada que suponía la comunicación gestual, no lingüística. El tiempo procede de esa inconsciente operación que secciona la vida en tramos, días, horas, minutos, segundos y grados…en porciones supuestamente exactas de vida más que repetida y, más que sustituida, congelada. En las iniciáticas “Categorías” de Aristóteles encontramos nítidamente esa función seccionadora de la Lengua:


Maestro y discípulo. La vocación de enseñar y la de aprender






“las palabras, cuando se toman aisladamente, expresan una de las cosas siguientes: sustancia, cuantidad, cualidad…”[6]







Este es uno de los efectos más claros de la función segmentadora, retenedora, temporalizadora del lenguaje, la aparición de “categorías”, esencias de las cosas aisladas de las mismas cosas; es cierto que son partes del lenguaje, del sintagma, pero separadas del lenguaje y del mismo sintagma. Las articulaciones conforman el lenguaje, pero las formas de esa articulación son juicios de esencia de la realidad, captura de lo real en categorías, sentencias definitivas sobre las cosas.[7] El caso más palmario de ese seccionamiento es la categoría primera, la inicial, la de sustancia:

“La sustancia, en su acepción más exacta, la sustancia primera, la sustancia por excelencia, es aquella que ni se dice de un sujeto, ni se encuentra en un sujeto…”[8]

¿Y a qué llamamos –llamaban los griegos- “Substancia”? La substancia es el “Hipokeimenon” aristotélico, “lo que, estando soterrado, permanece como fundamento del ser” frente a la pasajera apariencia superficial: el lenguaje descubridor de sustancias, de categorías, convoca las presencias más inusitadas, invisibles sí, pero más constantes, incluso eternas. Frente a la Aparición que “desvela” la lengua –aletheia”- las apariencias engañan…[9]
Y sólo en el tiempo –como acto seccionador de la vivencia- es posible la vocación: la llamada al semejante, que se funda en el recuerdo de la vivencia pasada con el mismo semejante, la llamada al diferente, el poderoso, el muerto, el Dios, el Animal; pero también está la mágica llamada a mí mismo, la vocación de la conciencia, de la culpa, de la auto-condena, del auto-control o de la apología.
Toda vocación contiene siempre un algo “siniestro”; junto a lo familiar hallamos lo misterioso, amenazador y oculto a la conciencia del mismo que llama o habla; en efecto, en toda vocación, llamada o decir, se esconde siempre la ausencia de aquel o aquello a quien se requiere o llama que, en el mismo segundo, se hace presente al llamado.
Vincent Van Gogh: la vocación esquizofrénica.

De la misma manera que comenzamos nuestra conciencia con el recurso de identificarnos o denominarnos/crearnos y creernos papá o mamá, de manera que nos sentimos conciencia con el mismo eco no sólo de nuestra llamada a los padres, sino también de las llamadas de nuestros padres a nuestra inconsciencia, de esa misma manera, nos llamamos constantemente a nosotros mismos como si fuésemos un otro, un doble y, de ahí, que podamos -y en cierto modo abusemos de esa posibilidad- hablar y llamarnos y demandarnos a nosotros mismos en soledad…[10] Pero en ese “hablar solo” que es la misma conciencia –aunque inicialmente estemos hablando con la ausente/presencia de papá/conciencia- estamos ya hablando a los demás ausentes/presentes. Hablamos a los demás como les hablábamos en ausencia, al hablarnos a nosotros mismos aunque estuviésemos ausentes y sólo el padre/conciencia estuviese presente…No se trata de ningún trabalenguas…más bien se trata de ausencia-lenguas o conciencia-lenguas…La magia del lenguaje es irrefutable.
Esa mágica vocación debió de sorprender al ser humano a partir del descubrimiento de la domesticación; el animal domado pasaba a tener un nombre y su vocación producía el efecto de su presencia. Por supuesto antes/después/ o sincrónicamente, se lograba la aparición de un grupo en el que el jefe ponía nombre, denominaba o dominaba a sus miembros…y estos se hacían presentes cuando se les llamaba. Que el castellano incluya en el verbo ordenar la noción de regularidad y sistema junto a la de vocación y mando jerárquico es un hecho muy locuaz: el mundo se crea –ordena- con una palabra de mando.
Es muy significativo que, todavía en el ejército, ante la vocación jerárquica, esto es a la orden o nombramiento de un miembro del pelotón, escuadrón o regimiento, la respuesta sea esa misma: “¡presente!”
El fascismo –tan repleto de magias más o menos teatrales o inconscientes- expresaba en la presencia el efecto por excelencia de una palabra mágica fundamental, la disciplina. En su vocación, las esencias de la Raza, las potencias del Espíritu Nacional y el carisma del Conductor, se actualizaban en las presencias firmes, inmutables y dispuestas a la muerte de sus soldados, prestos siempre a convertir tan gran presencia en magia sacrificial final, en ausencia mortal.
El Mago. Carta del Tarot.




Ahora bien, esa llamada que define a la magia, vocación que produce efectos personales, sociales y ontológicos, esa llamada lo es para que se produzca una presencia, y no hay otro lugar temporal que en el mismo Presente…
¿Qué ocurre si esa vocación se realiza para que en el Presente se haga presencia el pasado? Nos responde Jacques Derrida:


“(Hasta) La no-presencia ha sido pensada siempre bajo la forma de la presencia (bastaría decir: simplemente en la forma) o como modalización de la presencia. El pasado y el futuro han sido determinados siempre como presentes pasados o como presentes futuros.[11]


En la vocación que realiza la Lengua se hace posible la conciencia, la comunidad, la personalidad misma de cada uno; y para Howard, de la misma manera que para Nicoll [12] , precisamos inicialmente de esa toma de conciencia, de la construcción de la “personalidad”, construcción que se realiza merced a una de esas múltiples “corrientes” de las que ignotamente se compone nuestra mente, nuestra vida; pero será esa misma y única y muy parcial –y parcializadora- corriente la que, excediéndose de su función –constructora, securizadora, socializadora- se convertirá pronto, históricamente, en el Yo Falso. El ser humano se identifica así sólo con una parte –utilitaria- de su mente, y se reduce de esa manera a ser tiempo, básicamente pasado, pero también futuro, y tiempo de control, de sección y disección de la vida que pasa.
El Yo que habla, el Solemne Impostor, sustituye al Yo Auténtico, el Yo del Presente, por un yo que es Pasado y Futuro, en suma palabras pasadas y futuras.
Estas son algunas magias positivas y negativas del Decir: Ben-diciones y Mal-diciones.

.[1] Se trata del epígrafe D.2.B, incluido en el capítulo VII. -Palabra, Pensamiento y Realidad: poder, magia o inutilidad de la palabra-, de mi libro Conciencia y felicidad. Introducción al pragmisticismo de Vernon Howard. Amazon. Agosto de 2012.


[2] “Génesis”, 1 y 2. “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz (…) Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. (…) Y luego dijo Dios: haya expansión en medio de las aguas…Y llamó Dios a la expansión Cielos…Dijo también Dios: Júntense las aguas…Y llamó Dios a lo seco Tierra…Después dijo Dios: Produzca la tierra….Dijo luego Dios: Haya lumbreras…(…)Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes…Y Dios los bendijo, diciendo…Y luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes…Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre…Y los bendijo Dios, y les dijo…Y dijo Dios: He aquí que os he dado…Y bendijo dios al día séptimo, y lo santificó…Y dijo Jehová Dios: no es bueno que el hombre esté solo…y formó de la tierra toda bestia del campo…y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. (…) Dijo entonces Adán: esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.”
[3] José Lorite Mena, El animal paradójico. Fundamentos de antropología filosófica. I. sub-epígrafe c. “Fabricación de utensilios.” Pág. 203 y ss. Alianza Universidad nº 329.  Madrid 1983.
[4] Victor Valerianovich Bunak, nacido en Moscú en 1891; antropólogo soviético condecorado con la medalla dela Orden de Lenin; L´Origine du  langage, en Le processus del´hominisation; citado por Lorite Mena pág.196. op.cit.sup.
[5] J.Lorite Mena, id.cit.sup.
[6] Aristóteles, Tratados de Lógica (El Organon). Traducción por Patricio de Azcárate para la Editorial Porrúa, dirigida por Francisco Larroyo. Mexico 1979. Categorías, II.4.1. Pág. 24.
[7] Uno de los significados más sintomáticos del verbo “kategorein” es el de juzgar o sentenciar.
[8] Aristóteles, Categorías, II.4.5.1. Pág.24 final.
[9] En el griego homérico se metaforizaba a la muerte con la expresión "la que oculta"; de manera que puede entenderse perfectamente que tanto la llamada -la vocación-, como la palabra común y la verdad -esto es la revelación- están en permanente combate con la muerte, con la ocultación. En realidad es más bien anterior el proceso: la "vocación" nos hace presentes, esto es relevantes, nos trae a la vida de la conciencia, del pensamiento y la cultura. De ahí la "verdad" que alienta en el significado religioso, o simplemente psicológico, de vocación: mientras que el ser humano permanece sin "ser llamado", sin vocación propia, se mantiene como simple individuo, pues no tiene una relación profunda su sentido de la existencia, sólo el de la conciencia de estar vivo y su correlato de baja intensidad, la mera supervivencia. El animal no humano -a-fásico o in-fantil- está oculto, ausente o in-consciente. Naturalmente, no ignoramos aquí que los sentimientos admisibles a algunos animales no humanos, en la relación social de su grupo o en la relación de domesticidad, expulsan positivamente al mismo -en parte- fuera de esa "ausencia".
[10] La intuición del "Doble", inicialmente aparecida en la imaginación del discurso mítico y posteriormente en el esoterismo para, finalmente, terminar en la literatura, se aclara así en la ontogenia misma de la personalidad humana. Un libro muy abarcador, desde la perspectiva psicológica,  es el de Philip Malrieu, La construction de l´imaginaire Vid. VI, "Las ficciones del niño". - Bruselas 67/ Madrid 71-. El tema tiene tanta raigambre como el Cratilo de Platón -en el que se plantea la fragilidad de la unidad de ser individual-, o el de los "sosias" y hermanos gemelos, tratados por Plauto; pero adquirirá toda su fuerza en el romanticismo alemán -Hoffman, Los elixires del diablo  de 1815- el simbolismo francés -Maldoror, Le chants de Maldoror, de 1868) y el realismo ruso -Gogol con su "Capote" de 1842, y Dostoyesvky con su obra Dvoinik/Doble de 1846, acusada de plagio del anterior, pero luego desarrollada en tantos personajes del mismo Fiodor, como Iván Karamazov, principalmente-; el psicoanálisis de Otto Rank lo analizará con gran incisividad en una obrita que se desarrolla desde el 1914 al 1925, Der Doppengänger, traducida por Orión, B.A. en 1976; Clement Rosset ha vuelto a reincidir con Le réél et son double : essai sur l'illusion, de 1967, obra de la que señalaríamos su III.1 "Yo es otro". Traducción de Tusquets, 1983. En todo caso, en Conciencia y Felicidad hemos dedicado todo un capítulo a la "Mente dividida"  -"La esquizoide normalidad y el fracaso esquizofrénico"-, recorriendo el ya clásico camino que va desde Freud y Groddeck, pasando por Winnicot, hasta llegar a Laing y Cooper. Vid. III.C. 1 y 2.
[11] Jacques Derrida, L´endurance de la pensée. Plon, Paris 1968. Posteriormente publicado en Márgenes de la filosofía. En traducción castellana de Patricio Marchant Tiempo y Presencia, en Ed.Universitaria, Santiago de Chile 1971. Pág.4.
[12] Nicoll, Maurice. - Psychological Comentaries on the Teachings of Gurdjieff and Ouspensky (1941/1943), Traducción de Gabriela de Civiny, edición digital, Edición privada (1948); Boston, Shambhala 1996.





miércoles, 1 de agosto de 2012

¿Destino?


El sentido, ésta y la otra vida.



Paul .Klee. "Nueva armonía"
Pensar la vida es una necesidad para algunos seres humanos. Para muchos. 
Pero buscar una explicación a eso que nos ocurre fundamentalmente, nuestra vida o la Vida, la nuestra siempre, no es lo mismo que buscar una garantía, o una seguridad.
Probablemente, ab initio, el miedo del hombre está en esa necesidad de explicar-asegurar que tiene todo niño. Así, la idea del "niño-eterno" que alienta en nuestro inconsciente, no es necesariamente positiva.
Los que quieren asegurar, no buscan una explicación, sino más bien otro mundo en el que lo que aquí ocurre no ocurra allí, quieren una vida como escapatoria. 
El suicida y el creyente en la Otra son los  personajes más parecidos de Esta vida. Pero la noción profunda de Vida nada tiene que ver con la Huida.
Esta es la única queja contra la búsqueda de sentido que compartimos con el utilitarismo: 
"No tiene sentido...la pregunta por el sentido del mundo...(a no ser que) hubiera un dios omnipotente que decidiese contínuamente cada hecho del universo en función de sus fines."(1)
Madurar supone separar y diferenciar, definitivamente y para siempre, estas dos necesidades. Querer saber, por lo tanto, buscar un “sentido” a lo que nos ocurre, no implica necesariamente “creer” en ese otro mundo que nos tranquiliza en este.









Sentido adolescente y sentido maduro.



Paul Klee.  "Castillo y Sol"
Buscar una explicación es una necesidad juvenil, incluso infantil: la infancia es la instalación en la sorpresa, y la adolescencia implica, por primera vez, la insatisfacción por sistema; los dos estados, por inestables, implican la pregunta por el sentido. El "pecado" de esta pregunta adolescente por el sentido es que se precipita con una carga excesivamente "física": los cambios biológicos, hormonales y morfológicos de esa edad. Y, es claro, que la biología no tiene sentido alguno, es casual, no teleológica, puro efecto de una evolución mutante o delimitada por medios climáticos o supervivenciales.
La búsqueda de sentido es una necesidad de la madurez en tanto que esos años que supuesta y mecánicamente nos emancipan (los cuarenta, los cincuenta), hayan acumulado real y conscientemente experiencias que incrementen la presión interrogadora. La religión calma o impide esa necesidad, pero también está encubriéndola, a veces con puro miedo, otras con una cierta vagancia. La necesidad del sentido forma parte imprescindible de la voluntad de autenticidad.  
Es verdad que el sentido que se puede buscar antes de esa madurez es más auténtico en tanto que se ve empujado por el presente, mientras que el sentido maduro se dispara fácilmente presionado por el pasado. La madurez, sin embargo, debe encarar el sentido también por el presente, en síntesis con la experiencia: preservar la juventud en nuestras mentes es un imperativo categórico. No ser joven para vivir más, ni para disfrutar todavía, sentirse y ser jóvenes para ser más auténticos aún. Ser joven por todo lo que la vida nos ha brindado -positivo o negativo- sin esperar ni justificar: el asombro de nuevo.





El sentido tras el asombro de la vida.


Porque la vida es el decantarse de los sucesos y nunca lo que las expectativas, las esperanzas, los modelos de vida, los deseos nos habían brindado, prometido y hecho alentar…Esa diferencia radical es propia de la vida misma, y ella misma la define como in-atrapable, siempre inesperada en su forma de concretarse, de aparecer, de materializarse…
Paul Klee. El globo rojo.
Es verdad que la ilusión, la proyección, la previsión y la esperanza de y sobre el futuro, están también en la Vida, pero son marcos secundarios de lo que es la Vida. Incluso, como la historia del pensamiento ya nos ha advertido, la esperanza como nervio esencial a una vida, es una de las formas de vivir mal o no vivir en puridad.
Estudiamos y conocemos, aprendemos y olvidamos, nos independizamos, nos comprometemos, trabajamos y abandonamos, conocemos el amor, el sexo, la maternidad, la paternidad o, incluso sus ausencias y sus pérdidas…Sea como sea, nuestra vida realiza e incumple nuestras anticipaciones, nuestras ilusiones pero, tanto en un caso como en el otro, tanto en el ser como en su ausencia, tanto en el placer como en el dolor, todo nos sucede sorpresiva, sorprendente, inusitadamente…
La vida es todo eso que nos ocurre de manera nunca imaginada ni sentida…
Esa característica de la vida es la que nos impulsa a buscarle los inexistentes tres pies al gato mismo de la vida misma: su sentido. El pragmatismo de moda solamente salva a la pregunta por el sentido de su desastroso planteamiento, cuando se reriere a nuestra voluntad: 


"Lo que sí podemos preguntarnos es `¿cual (si es que alguno) es el sentido que queremos dar a nuestras vida. Nuestra vida, que de por sí carece de sentido, como la vida en general, es susceptible, sin embargo, de recibir -de nosotros mismos- un sentido: el que queramos darle." (2)
O hablamos de "nuestra vida", o hablamos de la "vida en general" que, es evidente, no tiene sentido. Dejar el sentido de nuestra vida a lo que nosotros, diosecillos de trés al cuarto, queramos planificar, supone simplificar la cuestión y dejar sin interés "nuestras vidas". Es incluir el sentido de la vida en la agenda. El asombro y el interés de nuestra vida y su sentido reside en una relación que trasciende mi voluntad y que ya aclaró Camus:

"Lo absurdo -esto es la falta de sentido y el origen de su búsqueda- nace de esta confrontación entre el llamamiento humano y el silencio irrazonable del mundo." (3)
Lo irracional,la nostalgia humana y lo absurdo son los tres personajes -como afirma Albert- del drama que es la vida humana. Esos son los motores de la interrogación por el sentido: se trata de una sensibilidad, de una pasión, del irrenunciable dibujo de la propia vida y, desde luego, nunca de la "vida en general" que tanto preocupa a nuestros pragmáticos...Es indudable que "el pensamiento de un hombre es su nostalgia"(4). Y la nostalgia lo es, siempre, de la unidad, de la unidad perdida, intuida, soñada, conservada irracional, pero fundamentalmente.
Quizá sea esa nostalgia una de las maneras, de las modalidades de la sorpresa de la vida, una forma que aumenta su presión, ante la acumulación de acontecimientos, aunque sea de incumplimientos de lo esperado…
Nunca como esperábamos y jamás tanto. He aquí la vida, con la minúscula de lo real, pero con el empuje de lo que es radical, primero, insoslayable. Seguir viviendo mecánicamente o vivir con la intensidad del sorprendido, del estupefacto: si, vivir el si o el no a la vida, en una explicación, en una visión de su sentido o su sinsentido…

"Hay que saber si se puede vivir de él -`el universo disperso´- o si la lógica ordena que se muera de él" (5)
Pero Camus está aún muy dominado por su circunstancia mortal, la segunda guerra mundial. El sentido de la vida que se desliza ante el asombro de la misma, no plantea nunca la disyuntiva de vivir o morir, no adopta como insoslayable la perspectiva del suicidio: es una experiencia -la del sentido de la vida azuzado por el asombro- mucho más sensitiva, mucho más estética, esto es, mucho más positiva. El que sabe asombrarse y contemplar su propio asombro ante la vida -Camus lo denominaría "honestidad"-, ya ha ganado la partida de la vida afirmativa, pues está disfrutando de la misma. Howard nos da una llave:

"Tener como amigos a lo inesperado, lo sorprendente y la interrupción." (6)





Placeres y dolores no dan sentido.


Esa sorpresa ante tamaña presión de tanto y tanto ocurrido o no sucedido (7). El sentido y el no sentido de lo que ha pasado y sigue pasando…El placer de lo que ocurre es un lenitivo de esa necesidad de explicación, pero no apaga su ardor, su imperativo; el dolor de lo que ocurre o de lo que no ocurre como esperábamos, de lo que simplemente no ocurre aún esperándolo tanto, ese dolor tampoco nos exime del sentido.
Paul Klee. Puente rojo.













El suicida lo es porque su definitiva explicación, su contabilidad de sentido no le deja saldo alguno…el que sigue viviendo lo hace por que sigue buscando sentido, porque cree –erróneamente- que la suma de los pequeños placeres del día a día le otorgará un saldo positivo de sentido…y esa creencia –repito- en el placer como dador de sentido, tanto como en el dolor como otorgador de explicación -como ocurre en la mística o en el ascetismo- esas creencias no pasan de deseos. Es el deseo apoyado en la fácil aritmética de la suma, cuando no en el reto más popular y frívolo: ¡que me quiten lo bailao! El placer simplifica y desactiva la pregunta; el dolor la pospone. No lo dudo: Don Juan y Doña Inés, siguen persiguiendo el sentido, incluso antes de que cesen sus placeres y sus dolores.








Agradecimiento y Destino.




"Ad marginem"
Asombro, presente y autenticidad. Las amenazas son variadas. Necesitamos agradecer la vida. Y es fácil hacerlo repitiendo la infancia: siempre hay un Padre o una Madre inmortales en nuestro inconsciente. Pero es un "salto" en el vacío. Claudicamos de la pregunta. Y no hay nada más noble. ¡Qué difícil agradecer sin rendir la pregunta!
Es posible que la necesidad de Sentido sea una forma más de la esperanza, la previsión y, peor, de la planificación y el miedo que las alientan ...Es posible que sea expresión de una vida débil...Es posible.
Para muchos, la mejor manera de encontrar un Sentido será creer en un Destino. Será otro "salto" más. Pero es otro muy tentador.(8)

Notas:

(1) Mosterín, Jesús. Racionalidad y acción humana. II.4.Pág.47. Alianza Universidad. Madrid 1978.
(2) Mosterín. Op.cit.sup. Pág.48.
(3) Camus, Albert. Le mythe de Sisyphe. Gallimard, Paris 1952. Losada, B.A. 1953. I.2.  Pág.38.
(4) Camus, Albert. Op.cit.sup. I.2.Pág.58.
(5) Camus, Albert. Op.cit.sup. I.2. Pág.60.
(6) Howard, Vernon, Time Power for Personal Success.  How to use Time as a positive power for efficiency, for energy, for accomplishment beyond your dearest dreams (1960). Prentice Hall, Inc. Englewood Cliffs, N.J. I.7.. Pág.10.
(7) Como seguro contra el desastre de la obsesión, frente a la acumulación que nos empuja, debemos ensayar, una y otra la vez, su amable contrario: el vacío. 
"Abandone voluntariamente todos los esfuerzos frenéticos por dar sentido a la existencia. Deje que la vacuidad que hay, esté allí, y comprenderá."
Vernon Howard, The Power of Your Super Mind, (octubre 1967) Parker Publishing Co., Inc. West Nyack, New York, Usa. Traducción al castellano por Roberto Gayol, en Editorial Diana, S.A. México 12, D.F. 1973. IX.8. Pág.157. Ver mi libro sobre Vernon Howard Conciencia y felicidad http://www.amazon.es/dp/B008RMKP12/ref=cm_sw_r_fa_dp_WvVgqb060JD7C o la entrada relacionada con el autor y el tema "La Vocación: llamada y creación del Ser. La Presencia." http://earnestgarcimunoz.blogspot.com.es/2012/08/la-vocacion-llamada-y-creacion-del-ser.html
(8) Lecomte du Noüy,  Pierre, Human destiny.  Longmans, Green, 1947. Santiago Rueda B.A.1950. Desde los creyentes, pasando por los racistas -otra manera más biológica de ser creyente- hasta los científicos, todos los seres humanos caemos en la tentación del "destino". En última instancia todos los "saltos", como el del "destino", el del necesario objeto para el perentorio "agradecimiento", o, finalmente, el del Otro Mundo, todos los saltos terminan en la "disociación del cuerpo y del espíritu". Vid. Lecomte. XVI. 2. Pág.228.

¿Es la verdad primer principio de la filosofía?



I. La verdad, como el ser, tiene muchas formulaciones

Goya. Verdad, historia y tiempo. "Alegoría de la Const. de 1812" 



Que la verdad es, que tiene su ser, es hoy algo indudable: que hay ser, que hay permanencia, que hay un nivel de objetividad al que referirse en la sociedad, que la apariencia no es la esencia; que lo que determina es la estructura de los seres: la del Adn, la del hipocampo cerebral, la del telómero... La física del espacio y la del tiempo. Que la vida es finita. Que hay una verdad histórica. Y una moral.
También la verdad se reivindica frente a la manipulación del poder, esto es tiene una vertiente política. Que el hombre tribal tiene verdad, como el ciudadano la suya.
También la verdad reina en nuestras vidas privadas, en lo íntimo de nuestra vida: contra el auto-engaño y la buena y mala conciencias, el hombre puede ser auténtico: que el ser no es el tener ni el aparentar. El ser de la verdad, como el ser de Aristóteles, se dice y entiende de muchas maneras, así mismo lo entendió Jaspers: “En el aislamiento de un sentido único de verdad, ésta no puede permanecer verdad” (1). Una de las visiones más cuidadosas con esta naturaleza de la verdad nos la ofreció el perspectivismo vitalista:


"¿Cuando nos abriremos a la convicción de que el ser definitivo del mundo no es materia ni es alma, no es cosa alguna determinada, sino una perspectiva?" (2)
Es verdad que la "perspectiva" de los asuntos humanos, especialmente la "perspectiva" de lo moral, incluso de lo estético, esto es la "perspectiva" de las vivencias, no puede ser reducida tan fácilmente como la de las cosas. Y Husserl lo advirtió muy pronto.(3) Pero eso está en la misma naturaleza de la verdad más dinámica.






II. La verdad es una tarea crítica, dialéctica. La verdad del no ser. La verdad en crisis.


"Todas las cosas rectas mienten. Toda verdad es curva" Nietzsche. (4)
La filosofía busca la verdad, pero no la busca de cualquier manera; frente a la verdad del culto mistérico, frente a la revelación del ritual religioso, la verdad filosófica se inicia en la crisis de las creencias, en la crítica y el diálogo contrastador. Hay, incluso, una verdad en el no ser: en la antimateria, en el vacío, en el no saber. Puede que la verdad filosófica se quede en mera crisis. La verdad es, siempre, sorpresa. 






III. La verdad incluye el cambio y la relatividad.

Sin verdad cesa la búsqueda filosófica y la científica; pero también es cierto que una de las primeras verdades es la finitud, esto es que la realidad, la humana y la no humana, sufre y se goza con el cambio, es devenir; el ser existe pero, en numerosas dimensiones, es una relación, una interrelación. Una de las formas de negación de la verdad es la probabilidad utilitaria, la estadística convencional; sin embargo, en tales negaciones, la verdad sigue teniendo su aparición: La verdad de la sociedad de masas es estadística, sí, pero es su verdad.

Velazquez. la Venus del Espejo.
De ahí que la verdad filosófica sea dialéctica. En todo caso si no dialéctica, si consciente de que la dualidad, la polaridad está presente en nuestras vidas. Es algo que Jaspers expresaba con la expresión "índices del fundamento de la verdad" (5): la excepción sería el terreno propio de la verdad de la conciencia existencial, mientras que la "autoridad" lo sería de la verdad científica. La verdad no dual es otro misterio no racional, pre- filosófico, lo que no implica que no tenga un nivel de realidad y, posiblemente de verdad. Nuestra vida no arranca desde la verdad cuando estamos atrapados, frenados, encadenados en una polaridad, situación que no es sólo indecisión, es mucho más, una de las formas del error y la mentira: que la verdad tiene dos caras, o que depende de la falsedad para ser ella misma verdad. Y, sin embargo, la verdad, la libertad y el arte se han ido construyendo especularmente, en un auténtico tratado casual de "reflexología".









IV. La verdad de la vida.



El mito se nutre del deseo y la ilusión, ignorantes, pero esenciales a la vida.
La última presentación de la verdad ha sido la verdad de la vida, o la vida como la verdad, la realidad radical. El problema de la vida como verdad es que se trata de una realidad que se presenta como amoral, como inmoral, como apariencia. Posiblemente la última epifanía de la verdad, la de la vida, está en el mismo límite de existencia de si misma. La vida de la verdad comenzó con una manía –según Platón- la de la adivinación y la profecía; la verdad nacía preñada de superstición, de ritual purificador; en la madurez de la verdad, más allá de la edad de oro naturalista, la verdad se enfrenta a una nueva cabeza de Gorgona: puede que la verdad nada tenga que ver con el bien, con la salvación ni la solución de los problemas de la humanidad. A pesar de que, casi seguro, la verdad no sea revolucionaria, incluso que la revolución no sea un buen cultivo de la verdad, nos gustaría conformarnos con la seguridad de Vernon Howard:
                  
                  “La verdad es la única que puede decir: nunca te abandonaré…” (6)





V. La verdad del poder y el poder de la verdad.

Desde Nietzsche la verdad ha quedado coja, o escasa, o puesta en sospecha...O, dicho por una contemporánea más cercana en todos los sentidos, María Zambrano: “El último periodo del pensamiento europeo se puede llamar rebelión de la vida.” (7)

 Por que la vida no siempre se rige por la verdad: por ejemplo el humor y la risa (8)  están basados en la ironía sobre la verdad o, incluso, en lo estimulante de ciertas mentiras, o bien a partir de las múltiples caras y máscaras de la realidad. Los primeros tanteos de la vida humana, plenos de ignorancia, y sin embargo triunfantes en el terreno de la supervivencia, están formulados en el discurso mitológico. El mito no sólo ha servido en el paleolítico y en el neolítico: nuestros románticos defienden la libertad del individuo, y la de las naciones, mediante la reivindicación del mito bárbaro. Y nuestros sueños se dibujan como mitos...
Puede ser que el poder sea lo buscado bajo la verdad; a veces el poder es el que construye las verdades; las más de las ocasiones llamamos verdad a lo que ha sido impuesto por el poder del hábito. ¿ Habéis reparado en lo poderosos y "pre-potentes" que os sentís cuando os creéis poseedores de la verdad?







Yo soy la Verdad y la Vida. (10) El Poder y la  Gloria.





"Ser veraz es...utilizar las metáforas usuales...compromiso de mentir de acuerdo con una convención...borreguilmente." (9)




La verdad, por lo tanto, se ha impuesto en grandes lienzos de la cultura humana, como una manifestación más de la enfermedad de la misma cultura: la uniformidad, la generalización, la abstracción de la vida, el olvido del cuerpo y del placer, la hipocresía de las políticas "progresistas", demagógicas o totalitarias...La verdad, en esos casos, era la ocultación de que, inicialmente todo ser humano persigue el poder y nada más que el poder...
Hay momentos históricos en los que el nuevo poder blande el arma arrojadiza de la verdad...pero es por un momento: una vez tomado el poder, la verdad se hace oficial y el oficial de policía la impone.



"`Voluntad de verdad´ -esto pudiera ser una oculta voluntad de muerte-."(11) Nietzsche demente.
También es cierto que la historia ha construido grandes verdades sobre meras hipótesis: así los derechos del hombre, su dignidad y su libertad, la misma solidaridad encubridora de vanidad o búsqueda de control social. Medias mentiras hipótesis, o buenas intenciones morales, sobre las que hoy debe edificarse la vida humana "si o si".
La Declaración Universal de los Derechos del Hombre no es algo que pertenezca al paradigma de lo real-verdad: no hay derechos como piedras, ni siquiera como leyes de la geometría. Y, sin embargo, estas suposiciones han adquirido un Poder que las ha convertido en Verdades Poderosas.
Nietzsche nos removió con su infinita sospecha sobre la verdad: el verídico es el débil, aquel que no podría sobrevivir en la lucha por la existencia...Pero también el hombre como especie, privado  de cuernos o garras, desarrolla sus fuerzas principales fingiendo...(12) Salvados los variados neo-darwinismos, es verdad que gran parte de la alegría de vivir no comulga con la verdad: la embriaguez y su poesía, el amor y el arte.

La belleza, el maquillaje, el cine, la publicidad...

"Pensemos en la muerte enamorada

la muerte que es la espalda de la vida
o su pecho, quizás, ida o venida,
que hasta abrazarla no sabremos nada.
Creemos que la vida es nuestra amada,
que la besamos en la frente ardida
y que detrás hay una nuca hundida
que acaricia la mano trastornada.
Y vivimos tal vez frente a un desnudo,
una espada hermosísima o escudo,
la Venus del espejo de la muerte.
Más allá, al fondo, sus dos ojos brillan
de malicia o de amor, nos acribillan.
Oh Venus, ven, que quiero poseerte.
poesía selección de gerardo diego/(13)

 

 


VI. La verdad de lo bello  y el arte de la verdad.

La Verdad. Francisco Furini.
No es posible la vida humana, tal y como hoy la soñamos e intentamos realizarla, sin el Arte, lo Bello y su Verdadero Poder. El Amor nos hace ver a la amada y al amado más bellos de los que son...pero eso no es óbice para ver que, si bien el arte y la belleza son realidades culturales y subjetivas, no podemos dudar ya de su potencial de crítica, de denuncia y de progreso contra los poderes explotadores. No podemos, sin embargo, olvidar que el nuevo reparto y formulación del poder erige un mundo de excitación embriagadora a base del espectáculo del consumo, consumo en el que se incluyen los conceptos de libertad y de verdad. Si es que tiene algún futuro, la Verdad tendrá que encarnar en el Poder del Arte. De no ser así, las Artes Liberales de la Publicidad y del Comercio Globales le habrán ganado la partida.










 


Cubismo analítico: la descomposición de lo "real". Picasso. "Ma jolie" 1912.

VII. El posible no ser de la Verdad. 

Desde el mismo origen de la filosofía, la verdad es puesta en cuestión, y no por su alta relatividad, pues Protágoras admite verdades -la del hombre, la de la mujer, la del niño, la del esclavo, la del anciano- sino por que la infinita cuestionabilidad de las creencias y los conceptos pueden hacer implotar el mismo centro objetivo de la verdad: si todo es relativo y de todo dudamos, llegará el momento en el que dudemos del mismo objeto investigado y no sepamos a ciencia cierta cual es.
"No es posible buscar ni lo que se conoce ni lo que se desconoce: lo que se conoce, porque, al conocerlo, no se tiene necesidad de buscarlo; y lo que se desconoce, porque uno ni tan siguiera sabe lo que se ha de buscar." (14)

Más allá de los juegos  de palabras, pero analizándolas, el mayor embite contra la verdad proviene, casi recientemente, del fenomenalismo analítico de Alfred J.  Ayer (1910-1989), para el que el término "verdad" no representa nada y la pregunta por la misma no da origen a ningún auténtico problema. El anàlisis proposicional de la aparición de los términos verdadero y falso no permiten asegurar más que su función como signos de afirmación y de negación. Para Ayer "decir que p es verdadera constituye sencillamente, un modo de afirmar p." (15) No hay un "algo" por lo tanto a lo que podamos llamar "verdad". A pesar de lo "avanzado" de esta posición epistemológica, detectamos todavía un regusto de creencia objetivista: hablamos de verdad-objeto-cosa-real. Y nadie está ya situado en en ese lugar desde Kant y Nietzsche. Es curioso que, cuando Ayer habla de "razón" y no de "verdad", volvemos a tener claro de que hablamos cuando lo hacemos sobre la verdad. Si -según Ayer- la concepción tradicional de la verdad no podía elegir más que entre "una cualidad real" o "una relación real" -dos opciones negadas por el analítico- (pág.107), al hablar de racionalidad el mismo crítico recae en la verdad como "relación real", aunque con otras palabras:


Cubismo sintético: la re-composición de lo "real" y el lenguaje musical. Picasso. FGuitarra. 1913.




































"Ser racional es, sencillamente, emplear un procedimiento auto-coherente y autorizado para la formación de todas las creencias propias. (...) Y aquí podemos repetir que la racionalidad de una creencia se define no con referencia a ninguna norma absoluta, sino con referencia a una parte de nuestra propia práctica real." (pág.122)


¿Quien duda a estas alturas que todos los seres, incluso el viejo "Ser" -y así el "ser de todas las cosas"- sean una relación y no una "mónada"? Pero que la verdad sea una relación no le quita existencia alguna a la verdad, como tampoco se pone en duda la existencia del movimiento de una partícula -desde la revolución cuántica- aunque se haya prescindido del concepto de realidad de trayectoria, estudiando -a la párticula y a su movimiento- como referida a una función matemática.



Notas:

(1) Jaspers, Karl. Existenzphilosophie. Drei  vorlesungen…Frankfurt 1937. Filosofía de la existencia.Traducción de Luis Rodríguez Aranda. Aguilar/Planeta  Barcelona. 1985. “La verdad” III. Pág.51. Según el médico existencialista y creyente Jaspers, hay tres modos de la verdad: la del  "existente", que no pasa de su conservación y engrandecimiento, lo que resumimos con el término utilidad.; la de la conciencia en general que aparece como rígida "rectitud" o evidencia, y la verdad del espíritu que es convicción. Pág. 52.
(2) Ortega y Gasset, José. Meditaciones del Quijote (1914) .  "Lector..." (Prólogo) Pág.24. Ed. Alianza Editorial, Madrid 1987.
(3) Husserl, Edmundo. Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica. (1913) Sección Sección segunda. II.44. "Los ingredientes y el objeto trascendente de la percepción". Pág. 99. F.C.E. México 1949. Ed.1993.
Pero desarrollemos, ante todo, el contraste, especialmente entre cosas y vivencia, todavía por el otro lado. La vivencia, decíamos, no se exhibe. Esto implica que la percepción de vivencias es un simple intuir algo que se da en la percepción como `absoluto´ y no como lo idéntico de los modos de aparecer por medio de matices o escorzos. (…) Una vivencia afectiva no se matiza ni escorza. Si miro a ella, tengo algo absoluto, sin lado que pudieran exhibirse tan pronto así, tan pronto de otra manera.” 

(4) F. Nietzsche. Así habló Zaratustra. III.2.2. "De la visión y el enigma". Traducción de Andrés Sánchez Pascual. Alianza Editorial. Madrid 1975.
(5)  Jaspers, Karl.  Existenzphilosophie...Pág.71. Pero, claro, el descubrimiento científico de nuevo se encuentra, inicialmente, en la sorpresiva excepción. En todo caso, Jaspers deja claro que la filosofía no se nutre de "autoridad" porque: "a aquel que ha vivido filosóficamente le está impedido vivir en la autoridad". Pág.73.
(6) Howard, Vernon. The Power of your Supermind. XII.8.(octubre de 1967) Parker Publishing Co., Inc. West Nyack, New York, Usa. Traducción al castellano por Roberto Gayol, en Editorial Diana, S.A. México 12, D.F. 1973.
(7)  Zambrano, María. Obras reunidas (1969). I. 5. Razón, poesía, historia. Pág.264. Aguilar, Madrid 1971.

(8) Bergson, Henry. Le Rire (La risa). 1899. II. Losada, B.A. 1939. Trad. Amalia Haydée Raggio.

Curiosamente el primer gran estudioso de lo cómico y la risa, termina clasificando, pensando rígidamente el fenómeno que aparentemente escapaba de lo racional y que se servía de la no-verdad de lo real. Bergson llega a reducirla a seis causas:
1. La repetición…contra el cambio de la vida…la coincidencia.
2. La inversión…se repiten los papeles quedan invertidos
3. Interferencia de las series…con dos sentidos distintos: el equívoco. Interferencia de dos sistemas de ideas en la misma frase.
4. Transposición…92.
5. Degradación…94.
6. La mecanización de la vida…112 (páginas todas de edición en español citada).
(9) F. Nietzsche. "Sobre verdad y mentira en sentido extra-moral."I. Pág.10. Teorema 1980.
(10) Jn.14.6.
(11) F. Nietzsche. La Gaya Ciencia (1882). V. "Nosotros los sin miedo". Epígrafe 344. "En qué medida somos piadosos nosotros también". Pág.351 y 352.
"Esta incondicional voluntad de verdad ¿qué es? (...) Se vé que también la ciencia se apoya en una fe...(según la que) nada es más necesario -útil- que la verdad...Precisamente no hubiera podido surgir esta convicción si se demostrase que de contínuo son útiles ambas, verdad y no verdad, que es precisamente lo que ocurre. (...) Constantemente se hace patente a esta -a la ciencia- la inutilidad y la peligrosidad de la voluntad por la verdad. La `verdad a todo precio´...¡esto lo entendemos bastante bien una vez hemos inmolado y degollado una fe tras otra sobre este altar! Por consiguiente `voluntad de verdad´ no significa `no quiero engañarme a mí mismo, sino `no quiero engañar, ni siquiera a mí mismo...´ y con esto estamos sobre el terreno de la moral."
(12) F.Nietzsche. "Sobre verdad..." I.Pág.4. O.C. Carl Hanser Verlag, Munchen, II.1955. Traducción de Luis Jimenez Moreno. Bitácora. Madrid 1973.
(13) Gerardo Diego. "Sonetos a Violante", Sevilla, La Muestra, 1962.
(14) Platón, Menón o de la virtud. 81.b. Pág.445. Traducción de Francisco de P. Samaranch. Aguilar Ediciones. Madrid 1966/81.
(15) Ayer, Alfred J. Language, truth and logic (1936), Londres. V. "Verdad y probabilidad"  Pág.107.Traducción de Marcial Suarez. Lenguaje, verdad y lógica.1971/1984, Martinez Roca/Ediciones Orbis. Barcelona.