(3) Historia Fil. II. Edad Media. Temas V, VI y VII. Agustín de Hipona., Tomás de Aquino. Y G. de Ockham.


(Página en revisión por adaptación a la nueva ley LOMCE)



II. CRISTIANISMO Y FILOSOFÍA.



Contenido de la página:


Tema V (II.1). El neoplatonismo teocéntrico de Agustín de Hipona. 
Tema VI. (II.2.) La integración del aristotelismo en Tomás de Aquino.
Tema VII. (II.3.) La crisis de la Escolástica en el s. XIV: el nominalismo de Guillermo de Ockham.(en Resúmenes)

- RESÚMENES.







Tema V. Neoplatonismo. Agustín de Hipona (354-430 d.n.e.).


Agustín de Hipona. Serie televisiva.http://www.luxvide.it/en/augustine-49.html













El "Logos", calificado de divino por Aristóteles, es ahora Teo-Logía.





Índice.



0. (Contexto: histórico, social y político. Antecedentes teóricos: ¿qué pasó para que de la filosofía griega, Platón y Aristóteles surgiera Agustín de Hipona?)

I. El problema del conocimiento: 

Razón y Fe. Teoría del conocimiento.

II. El problema del Ser/Dios, la creación y el mal. 

II.a. El Ser-Dios y la Creación desde la Nada.
II.b.El mal en el mundo.
II.c. Las Herejías.

III. El problema del hombre

pecado original, voluntad y libertad.


IV. El problema de la Ética.



V. El problema de la Política.



VI. Resumen del pensamiento de Agustín de Hipona. (Después de Tomás de Aquino y las NOTAS, en Resúmenes)










Alejandro Magno (356-323 a.n.e.)









(0. Contexto. Antecedentes.) 

0.a. ¿Qué pasó?


Es imposible entender el salto que damos en el programa, (salto de ochocientos años), ni el nuevo "formato" de pensamiento, la teología de Agustín de Hipona (obispo y santo para la Iglesia Católica), sin tres referentes fundamentales: 

1º) El fenómeno histórico denominado como "helenismo" que tiene como fundamento la constitución del imperio de Alejandro Magno. 
La extensión de la conquista imperial, de una magnitud hasta entonces desconocida,  no era el único fenómeno histórico: también lo era que la cultura griega, humanística y universal, se expandía hasta la India iluminando de otro modo un mundo con muchos siglos de cultura. Es a partir de la empresa de Alejandro que se instaura la universalidad del hombre -"ya no hay griegos y bárbaros, sino hombres iguales..."- más allá de las razas y las civilizaciones. El poder de este imperio unifica el mundo. De este humanismo y esta "prédica" no se olvidará el cristianismo con su ansia de proselitismo universal.
Ya veremos qué recibe de Platón -el mundo de las ideas y la memoria- y qué de Aristóteles -la filosofía y la razón son divinas, mientras que la causa final es Dios-. Dios es el logos, el Verbo, además del Padre que está en los cielos.
De la Escuela de Alejandría, Agustín recibirá el neo-platonismo místico de Amonio Saccas (175-242 a.n.e), y de sus discípulos Plotino (205-270 n.e.), Porfirio (232-304 n.e.) y Longino (circa III-I n.e.).

1ºb. La "diáspora" hebrea. Pero la extensión de la cultura griega hacia oriente tiene su contrapunto con la constante extensión de la visión y religión hebrea hacia occidente. Las "diásporas" hebreas son nada más y nada menos que tres: la 1ª en el 585 a.n.e. al destruír Nabuconodosor II, rey de Babilonia el Reino de Judá y su primer templo, la 2ª en el año 70 de nuestra era, cuando el general Tito, luego emperador, destruye el segundo templo, y la tercera diáspora, la más extensa demográficamente, al decretar Adriano contra la religión judía, provocando la rebelión de Bar Kojba en el 132 de n.e., y terminando con la derrota total del estado soberano judío y la supresión de la provincia romana de Judea que pasó a integrarse en la de Siria. La vida judía pasaría a Babilonia. 


El imperio de Alejandro Magno. La cultura griega se expande. El hombre se iguala bajo el poder de una gran cultura...





2º) La "conversión" del Imperio Romano al cristianismo y la ya probada falsa "Donación de Constantino" (supuestamente circa s. III n.e., realmente hacia el 750.).
La iglesia ("ἐκκλησία"=convocatoria) es romana, apostólica y católica ("καθολικός"), esto es universal. El cristianismo es así, no solo una "parte" del último imperialismo romano -el de la decadencia-, sino también su continuación en la historia por otros medios. El proselitismo obsesivo, el patriarcalismo y geronto-cratismo del Vaticano, junto a la represión sistemática de otras confesiones, certifica esa continuación del imperio por otras vías, pero siempre históricas. El derecho canónico de la Iglesia ha absorbido el derecho romano: la ciudadanía es ahora  asunto de otro mundo. La Ley, el Ejército y la organización central y regional del imperio están ya conservadas -las pre-fecturas, los vicariatos, las diócesis, provincias, regiones, arzobispados, sínodos, concilios, etc.- y traducidas a la visión cristiana. El latín será la lengua vaticana en todo el ritual hasta bien avanzado el siglo XX.
Pero esta continuidad del Imperium Romano pondrá un fundamento más a la contradicción -base del maniqueísmo remanente en la teología de Agustín de Hipona- con el mensaje original de igualdad, humildad y renuncia a la riqueza y el poder social: la misma organización a la que pertenecía Agustín le debía aparecer como el triunfo del "Dios Malo". Y, sin embargo, esta encarnación del mensaje de Cristo en el imperio, aparecía, a su vez, como el triunfo de la Palabra de Dios.


Ritualismo imperial del Vaticano: jerarquía,  lujo y eminencia.




















3º) La larga y progresiva decadencia del imperio romano, y los traumáticos y variados saqueos de Roma (el primero a cargo de los francos en el siglo IV a.n.e., y el que presenció Agustín de Hipona a cargo de los godos de Alarico en el 410 de nuestra era. Es la percepción histórica de la futilidad, de la vanidad del tiempo humano que tan clara aparece en Agustín: (el texto contrapone "el tiempo" o eternidad de Cristo, frente al tiempo humano que  pasa y huye)
"Anni tui nec eunt nec veniunt; isti autem nostri eunt et veniunt, ut omnes veniant. Anni tui omnes simul stant, quoniamm stant; nec euntes a venientibus excluduntur, quia non transeunt; isti autem nostri omnes erunt, cum omnes non erunt. Anni tui dies unus, et dies tuus non cotidie, sed hodie, quia hodiernus tuus non cedit crastino; neque enim succedit hesterno. Hodiernus tuus aeternitas."
“(Tú en cambio, eres el mismo, y tus años no mueren.) Tus años ni van ni vienen,
al contrario de estos nuestros, que van y vienen, para que todos sean. Tus años existen
todos juntos, porque existen ... Tus años son un día, y tu día no es un cada día, sino un
hoy, porque tu hoy no cede el paso al mañana ni sucede al día de ayer. Tu hoy es la
eternidad ... ” (1)
Entrada de los godos en Roma en el 410 de nuestra era.http://www.historiang.com/articulo.jsp?id=2276309


















Además está presente el mal en la historia de una manera abrumadora y su correlato sentimental: la culpa en
su modo hebreo: ¿qué ha hecho el pueblo de Dios, qué ha hecho el romano para merecer este fin del mundo, este apocalipsis que es la caída prolongada del imperio romano ya cristiano? Este tema se convierte en núcleo del libro de Agustín "Civitas Dei". (2)




"Quaternionenadler", águila del Sacro Imperio Germánico con los escudos de los estados miembros.
http://unaodiseamedieval.blogspot.com.es/2011/03/la-formacion-de-los-reinos-germanicos.html




 

0.b. ¿Qué hay de nuevo?

A pesar de la preminencia de Dios sobre toda ontología, incluso sobre toda antropología, a pesar de la minoridad del hombre frente a Dios y la necesidad que tiene de la Gratia Dei para conocer,  en Agustín aparecen caracteres desconocidos para la filosofía clásica griega, caracteres de los que la filosofía y la visión moderna del ser humano ya no podrán renunciar: la libertad del ser humano y su predilecto instrumento, la voluntad, la duda siempre presente, y todo en un ámbito de temporalidad e intimidad. Se trata ya de un individuo consciente de su separación de toda tradición o regla social. Hay cartesianismo avant la letre, incluso, un cierto existencialismo in nuce:
" Existimos, y sabemos que existimos, y amamos ese hecho y nuestro conocimiento de él; no nos perturba miedo alguno a equivocarnos; porque no aprendemos esas tres cosas mediante ningún sentido corporal, como aprendemos los objetos externos."(3)
Ese individualismo existencial recorrerá toda la filosofía, desde Descartes, pasando por Kant hasta Stirner y Nietzsche.




I. El problema del conocimiento: Razón y Fe.

De su época se desprenden dos grandes contradicciónes:
Primera: el amor por el libro, la Letra, la Palabra de Dios y su Revelación, junto a un pujante individualismo.
Segunda: la cultura del libro sagrado -hebrea- basada en la fe y la revelación y la de la razón filosófica griega, basada en la duda, el análisis, la crítica y la relatividad.
Agustín intenta una solución dialéctica: la fe es imprescindible, pero para llegar a ella es necesaria la razón: “intellige ut credas”.
Finalmente es necesaria la exploración racional del contenido de la fe.
Primero ascensión –del Alma a Dios-, luego interiorización; de afuera a dentro… (Al contrario de lo que veremos en Tomás de Aquino, en el que el proceso va de afuera hacia arriba…).

I. b. Teoría del conocimiento.


No hay un interés científico.  Pero anticipa la duda moderna de Descartes: el reto de la existencia, el asombro ante la belleza y el conocimiento, y la fuerza del individuo indagador: 
"Si fallor, sum" (4) 
Si a Descartes le engañaron las enseñanzas recibidas, a Agustín ha sido su vida plena de placeres humanos, etapa en la que los sentidos parecían tener toda la credibilidad. De pronto, cambia su vida, y se siente profundamente engañado.
Todo empuja a Agustín a la conclusión de que el conocimiento humano depende casi absolutamente de Dios.
“ninguna criatura, por muy racional e intelectual que sea, se ilumina por sí misma, sino que es iluminada por participación en la Verdad eterna.”(5)
Tres niveles: sensación, razón y sabiduría. La sensación no puede alcanzar seguridad alguna, depende de lo mudable; la razón, aunque definida por su fin la acción, opera con modelos eternos e incorpóreos que permanecen en la memoria profunda;(6) la sabiduría, en función de la pura contemplación, es la que recibe la iluminación divina.(7)
Es el alma la que ejerce en la sabiduría. El alma en contacto con Dios, sus ideas y su iluminación. Agustín no admite la mística radical según la que el alma del hombre conectaría directamente con la esencia divina.
Agustín diferenció la existencia de las ideas eternas de la iluminación: ésta última no se refiere al contenido del concepto –esto es,  la iluminación no es ideogenética- sino al juicio o interpretación acertada de un objeto o hecho “bajo la acción reguladora de las ideas eternas”.(8)
Agustín, incurso en el esquema triádico de vieja raigambre pitagórico-platónica, termina identificando los tres niveles del conocimiento con los tres modos de vida:

1.Sentir/Intuición/Vivir=Ser o existir (el presente).  

2. Pensar/Memoria/Saber= las ideas del existir (el pasado recordado con las imágenes de Dios).

3. Querer/autoconciencia interior o Alma/Amar=la creación y a Dios como creador.(9)


ÓrganoFACULTADCONOCIMIENTOObjetoDimensiónTRINIDAD
ALMASABIDURÍA
CONTEMPLATIVA
Iluminación
DEL
   FUTURO
Querer a DiosAMOR
 A DIOS:
Salvación.
Espíritu 
Santo: ÉTICA
RATIOPENSAMIENTO
ACTIVO
Memoria DEL    
   PASADO
Ideas
Saber.
MENTEHIJO
LÓGICA
SENSUSSENSACIÓN
PASIVA
VIVIR    EN     
  PRESENTE
Ser
Existir…
MUNDOPADRE: FÍSICA /Q.

Relaciones dentro del esquema ternario entre los distintos ámbitos de la teología agustiniana




II. El problema del Ser/Dios y la Creación desde la Nada. El mal en el mundo. Herejías.


II.a. El Dios-Uno que lo es Todo y del que procede –por Creación de la Nada- el ser humano es el Poder y la Libertad  supremos, ha indicado un sentido, un camino recto hacia el fin; este orden invisible se hace realidad con la Providencia.
II.b. El mal. Frente a ese Dios de Poder y libertad total, frente a ese Bien Absoluto se encuentra, enfrentado, el inmenso e innegable  Mal  en el Mundo; el Mal no es sustancia, es más bien no ser o alejamiento de Dios, de su camino y su fin. Dios creó al hombre con tal completitud que lo dotó no solo de memoria e intelecto, sino también de Voluntad. El Mal procede de esa voluntad humana por ignorante aplicación de su libertad.
Sin embargo, las contradicciones resultantes del monoteísmo son irreductibles: ¿si Dios es todo el Ser, si no hay nada más allá de Él, entonces cómo es posible el mal en tanto que "alejamiento de Él mismo"? ¿En que espacio/nada/no Dios es posible alejarse de Dios?
En segundo lugar hay un resto excesivo -aunque siempre disimulado- de politeísmo, incluso de maniqueísmo: la presencia -no explícita en el Antiguo Testamento- del "Angel Rebelde", el enemigo -"Satanás", el engañador -"diábolos"-, es resto del antiguo Dios Malo del zoroastrismo o bien del politeísmo en el que los "daimones" o mensajeros -"aggellos"/ángeles- mediaban entre dioses y hombres, y que siempre podían tener ideas propias; en ocasiones se interpreta la existencia del Malo como colaborador encubierto y necesario para que el hombre se gane la salvación: es necesario un tentador para que se realice adecuadamente la obra de Dios -así aparecerá explicitamente en el "Fausto" de W.Goethe-.
En resumidas cuentas el mal procede de dos anhelos humanos -helénicos- que no son ya para el cristianismo fines admisibles en la vida del hombre: el conocimiento -así el símbolo del mal es el árbol del bien y del mal- y la libertad, pues esta si se emplea adecuadamente es pura necesidad, necesidad de elegir a Dios; no es ni conocimiento ni libertad por lo tanto sino Amor al Padre, a lo que el hombre está llamado.
II.c. Las herejías.
Maniqueísmo: hay un autor del Mal, un Dios Malo o espíritu malo que se adentra en el hombre. Agustín: el Mal no es obra de Dios, sino del hombre libre.
Pelagianismo: la libertad independiza al hombre de Dios y del pecado original.
Agustín: el bien del hombre no se compone solo de libertad, también de Gracia divina.
Juliano: la libertad es elección entre el bien y el mal, por lo que Dios no es libre.
Agustín: la libertad de Dios se define en relación a la necesidad del Fin=Bien. No hay elección.

Para ampliar la visión de Pelagio:"Pelagio y el pelagianismo". http://www.newadvent.org/cathen/11604a.htm


Posibilidades teológicas frente al origen o autoría del "mal".




Adán y Eva. Fresco de la Iglesia de la Vera Cruz de Maderuelo.S XII


III. El hombre y la ética: pecado original, voluntad y libertad.

Sobre la estructura del ser humano, nos remitimos a lo expuesto en la teoría del conocimiento: sensación/ser; pensar racional, mediante las ideas eternas, y querer saber hasta el final, mediante la iluminación. Sentir, pensar y amar a Dios. 
Pero el hombre no sólo está compuesto en tres niveles anímicos, sino que, está dotado de libertad y de voluntad. De nuevo tenemos una correspondencia triádica: 

1. Sentir: la "notitia", la sensación es necesaria pero peligrosa, puede hacernos errar en el camino.
2. Pensar: el "intellectus" es libre, pero de nuevo puede equivocar la dirección. Solo la razón no salva. Puede buscar solo el saber por saber...
3. Querer: la "intentio" amorosa con su instrumento la sabiduría y su finalidad la felicidad.




IV. Ética.


La libertad es el efecto de la voluntad humana (a imagen y semejanza de Dios) que se equivocó y provocó la mácula del pecado original; a causa de ese negativo inicio, la voluntad se reduce a libre arbitrio, espacio en el que la voluntad puede elegir hacer el mal –pecar- o bien ordenarse al bien. La auténtica libertad –asistida por el intelecto- es, o servicio por amor al orden de Dios, o servidumbre; la libertad así entendida, intelectualmente, es necesidad: feliz necesidad o dura necesidad, que es en la que nos introduce el pecado. Gracia, Providencia y Amor divinos ayudan a la voluntad. Una vez superada la ilusión libertaria de la razón el hombre no puede elegir más que entre:
"Feliz necesidad -Amor al Padre infinitamente superior- o dura necesidad - la razón del ser libre, pero mortal"

La voluntad (el tercer componente del ser humano, correspondiente la sabiduría) desea la felicidad y la sabiduría es su medio –nunca el fin-; la sabiduría lo es de la Verdad que es el Sumo Bien, o sea Dios. Es preciso elegir Querer Amar a Dios, pues es el Amor-Caridad de Dios lo que mueve al hombre a su salvación. El hombre viene de Dios y a Él va: el hombre es un ser para Dios.
En De Civitate Dei, Agustín aumenta el contenido del simbolismo triádico, relacionando la filosofía con la Trinidad:(10)

1. Padre: el Ser y la filosofía natural.
2. Hijo: el Saber y la filosofía lógica.
3. Espíritu Santo: el Amor/voluntad y la ética.








Constantino el Grande, Sol invictus. Acuñada en 313.












V. Política. La "ciudad del hombre y la ciudad de Dios".






De la misma manera que sucede con la verdad en la teoría del conocimiento, que Agustín nunca relaciona con la ciencia o la técnica, sino con relación a Dios, la supuesta obra política de Agustín tiene poco que ver con la teoría del derecho o con las formas políticas en orden a la razón y a la experiencia. Todo el libro De Civitate Dei está orientado a tres fines:
1.       Demostrar que la caída del imperio romano no es efecto de la conversión al cristianismo, incluso que numerosas batallas contra los godos paganos han sido posibles por la ayuda del Dios único –así contra Radagaisus en el 405-.
2.       Que la auténtica felicidad no es la relacionada con la vida exterior -económica, política o militar- sino con la del espíritu, vida de la que además, afirma el teólogo, nunca se han ocupado los defensores de los dioses paganos, ni los del imperio romano antes de su conversión.
3.       Que el estado perfecto será el que se base en los principios y verdades auténticamente morales y que los de los paganos no pueden serlo como atestiguan los cultos y ritos –“ludi escaenici”- con sus perversidades dedicadas a los dioses. Todo el libro XI de la obra “De Civitate Dei” se dedica a la distinción entre las dos ciudades, la cristiana y la tiránica pagana. En todo caso, termina sentando, todos los éxitos en este mundo son imperfectos porque, aunque la ciudad se regule según el único Dios, seguiremos estando en el  ámbito de la ciudad del hombre y no aún en la de Dios, que está en el otro mundo.
Realmente Agustín está hablando de dos impulsos, dos "amores" o tendencias contrapuestas. La única realidad que se acerca -en un sentido- y se identifica -en otro más profundo y no histórico- con la Ciudad de Dios es la Iglesia Católica.
La ciudad el hombre, más que del Estado, habla del "Mundo" -una de las tres dimensiones del mal: mundo, demonio y carne-, por que una cierta "pax temporalis" es indicada para que la Iglesia lleve a cabo su tarea, y esa paz la puede facilitar el estado.





Notas. 


(1) (San Agustín de Hipona ; Confesiones, XI, 13, 16, Obras de San Agustín, Ed. B.A.C. , Madrid.)Una traducción más literal realizaron los alumnos de 2º de Bachillerato, grupo BH:
"Tus años ni vienen ni van, sin embargo estos nuestros vienen y van, de manera que todos vengan. Al mismo tiempo, todos tus años están, ya que existen; ni los que vienen son excluidos por los que van, puesto que no pasan; sin embargo, todos estos nuestros serán, como todos no serán. Tus años son un día, y tu día no el día a día, sino el presente, porque tu hoy no cede al mañana; pues ni siquiera sucede al ayer. Tu hoy es la eternidad." 
 Traducción de los alumnos de 2º BH, (2012/2013) bachilleato de humanidades, del I.E.S. Lázaro Cárdenas: Ana Sánchez Sánchez, Claudia Hurtado García, Rosario Guerra, Donatella Raffa Nieto, Arturo Rodríguez Prieto, Laura Alonso González, Martín Saborido Gil, Alejandra Sáez Cuenca, Stephanie Escobar, Rocío Antón Martín, Ioana Iordanova Nikolova y Pedro Martín Ruiz. El orden es el del documento de traducción.
(2) Agustín de Hipona, De Civitate Dei, I. 10-33.
(3) Agustín de Hipona, De Civitate..., 11, 26.
(4) Vasallo, Angel, Retablo de la filosofía moderna, Figuras y fervores. “El cógito en San Agustín y en Descartes”. Es la obra que mejor ha expuesto y resumido la interesante relación que va del siglo IV al XVII en cuanto al denominado "cogito". Buenos Aires, editorial de la UBA, 1968.
Este es el anticipo de Descartes: podemos estar seguros de pocas cosas, una de que estoy dudando,  y otra de las verdades matemáticas…  Pero de lo que no podemos dudar es que existimos, porque "si no existes no puedes engañarte en nada”, como leemos en De Libero Arbitrio, 2, 3, 7,:
“Si fallor, sum...En primer lugar, y a fin de que comencemos con las cosas mas evidentes, te pregunto si tú mismo eres algo. ¿O acaso temes engañarte al responder mi pregunta, siendo así que si no existieras en modo alguno podrías ser engañado?"

 Y, también encontramos en el libro XI, capítulo 26 (6) de De civitate Dei:
“Porque somos y conocemos que somos,  y amamos este ser y este conocer. Y en estas cosas que he dicho no cabe ningún engaño. No es el caso de los objetos exteriores, que conocemos por los sentidos...; sino que aquí, sin imagen alguna engañosa, estoy absolutamente cierto de ser y de aquel conocer y amar. En esta clase de verdades no temo los argumentos de los Académicos que me dicen : -¿y si te engañaras? Pues si me engaño, yo soy, si enim fallor, sum. Porque el que no es tampoco puede engañarse,  y por eso yo soy, si me engaño”.
(5) In Ps. 119; Sermm. 23, 1.
(6) Pegueroles, Juan. El pensamiento filosófico de San Agustín. Ed.Labor, Barcelona 1979. III. 6. Pág.52. "El absoluto del conocimiento". Pegueroles, frente a Copleston, recalca la dimensión de la memoria. 
(7) De Trinit., 12,2, 2,.
(8) Copleston, Frederic, A History of PhilosophyII. Traducción de García Borrón para Ariel. Barcelona 1982. Pág. 72.
(9) De Lib. Arbitr., 2,3,7. Todas las citas en latín pertenecen al libro citado de Copleston.
(10) De Civitate...XI, 24 y sigs.,



.

Un ejemplo de los contenidos que -según la Universidad Complutense- aparecen implicados en la cuestión 2ª primera y segunda parte y que tiene como tema elegido este tercero de Agustín de Hipona:





http://www.ucm.es/cont/descargas/documento41019.pdf

¿Cómo se hace el examen de Selectividad?







2. 1ª Parte: "Explicar el problema de..." 


la moral en San Agustín y desarrollar sistemáticamente las
principales líneas del pensamiento de este autor.

ASPECTOS DE CONTENIDO.

El corrector tendrá en cuenta la destreza del alumno para explicar el problema de la moral en San

Agustín, muy especialmente centrándose en la cuestión del libre albedrío. El alumno hará posible
alusión a:
- El problema de la armonización de la omnipotencia de Dios con la libertad humana.
- El problema de la armonización del ser bondadoso de Dios con el mal del hombre y el mal en el
mundo.
- La consideración del mal como carente de entidad ontológica, es decir, como privación del bien.
- La justificación del mal en el mundo como consecuencia de la libertad humana.
- La refutación al maniqueísmo propuesta por estos argumentos.




El corrector tendrá también en cuenta la capacidad del alumno de 


2. 2ª Parte: "desarrollar sistemáticamente las líneas principales del pensamiento de..." 


San Agustín atendiendo a:

- La fe cristiana como punto de partida: el creacionismo monoteísta.
- La ontología agustiniana: Dios crea el mundo con sus Ideas, y lo ordena mediante el número.
- La base fideísta del conocimiento en San Agustín, “Creo para comprender”.
- La teoría del conocimiento agustiniana: la intuición intelectual como iluminación de origen
divino.
- El dualismo antropológico bajo una versión trascendente y que tiene por fin último la salvación
del alma.
- La filosofía de la historia de San Agustín atenida  a la distinción Ciudad de Dios- Ciudad del
Diablo.


ASPECTOS LINGÜÍSTICOS.



Desde el punto de vista lingüístico, el corrector tendrá en cuenta las capacidades demostradas por el
alumno en su escritura, atendiendo a tres aspectos:  la cohesión, la coherencia y la adecuación del texto.

A saber:
c) La cohesión, entendida como la capacidad de mantener la conexión entre una proposición y la
siguiente.
d) La coherencia entendida en tres niveles:

b.1) coherencia general y comprensión del texto: que el corrector como lector del escrito perciba que
el alumno sabe qué está diciendo con el texto y demuestre una comprensión de las ideas que maneja.

b.2) coherencia secuencial de las partes del texto: que el corrector discrimine si el alumno  es capaz
de mantener un hilo conductor en su escritura (eso puede distinguirse atendiendo a tres aspectos: A-
viendo si hay una progresión que siga el esquema “introducción-desarrollo-conclusión”, B-
comprobando si el alumno distingue bien las ideas principales de las secundarias y de los ejemplos,
C evaluando si el escrito se atiene a una argumentación  caracterizada por la progresión temática).

b.3) coherencia local de cada parte del texto: que el corrector compruebe la ausencia de
contradicciones, y el buen manejo de los supuestos implícitos por parte del alumno. A saber, que el
alumno con el texto de su ejercicio haya demostrado conocer qué se pide que se presuponga y que se
exprese (sabiendo que en filosofía hay que encontrar un término medio entre lo dicho y lo
presupuesto. Ni se puede decir todo, ni se puede presuponer todo).

c)   La adecuaciónpuntuación adecuada, letra legibleortografía correcta, ausencia de impropiedades
orden expositivo.  



























Tema VI. Neo-aristotelismo. Tomás de Aquino. (1224-1274)

Benozzo Gozzoli: San Tommaso d'Aquino, fra Platone ed Aristotele, trionfa su Averroè. 1468-84.
         





ÍNDICE. 

(0.1. Contexto histórico y social y teológico de la filosofía bajo-medieval.  )
1.a. Histórico.
1.b. Sociedad y cultura.
1.c. Teológicos


(0.2. Antecedentes teóricos de Tomás de Aquino.)
- Neoplatonismo.
- Aristotelismo.
- Neo-aristotelismo: Avicena y Averroes.



I. El problema del conocimiento y la metafísica.


1.a. Facultades cognoscitivas.

1.b. Integración de Razón y Fe. 

1.c. El problema de la integración de la metafísica aristotélica en la teología creacionista. Esencia y existencia.



II. El problema de Dios a partir de su demostración: vías para la demostración de su existencia.


2.a.  Jerarquía cosmológica según la esencia y la existencia (materia y forma).

2.b. Dios como "preambula fidei".


2.c. La evidencia de Dios.


2.d. Las cinco vías para la demostración de la existencia de Dios.


III. El problema del hombre. 


3.a. Esencia y existencia.

3.b. Jerarquía cosmológica según la esencia y la existencia (materia y forma).



IV. El problema de la ética.


4.a. La ética hebrea.


4.b. La herencia helenística y romana. 

4.c. Eudemonismo aristotélico-tomista, virtudes dianoéticas, éticas y virtudes teologales. 



V. El problema de la Política y la teoría de la ley natural.  

V. b. Introducción extensa a la doctrina tomista de la Ley Natural.



VI. Resumen del pensamiento de Tomás de Aquino. (Después de las Notas y el resumen de Agustín de Hipona)





Castillo de Rocasecca, cerca de Casino, lugar natal de Tomás.














(0.Contexto histórico y social y teológico de la filosofía bajo-medieval.)



0.a.       Histórico. (1225-1273)
No puede entenderse la teología cristiana sin la realidad del Estado Vaticano: heredero o continuador del Imperio Romano; del imperialismo militar y su integrador panteón divino; de su acumulación de saberes y masas, de su derecho igualitario, de su organización territorial.
La Edad Media reproduce, en sus “Dos Espadas(1) (Imperio Germánico y Papado), el dualismo cósmico heredado del platonismo. La vida dividida entre dos “señores”, la jerarquía sacerdotal, la misma división en el seno de la Iglesia, el poder absoluto sacralizado, el orden social idealizado junto al mayor caos e inestabilidad nunca vividas. El poder de nuevo se expresa interpretando el mundo (recordar Platón y Aristóteles): Tomás procede de una familia aristocrática y el propio emperador Federico II está presente en su vida juvenil. Luego su servicio al papado.
La obra de Tomás de Aquino alza el estandarte vaticano de la Unidad de los dos poderes, siempre desde el punto de vista de la superioridad de la revelación.

0.b.  Sociedad y cultura.
La caída del Imperio romano y su sustitución por la estructura feudal y estamental. La necesidad de la creencia en la salvación en otro mundo viene impulsada por los peligros de una Italia absolutamente dividida y disputada: el poder Papal, las ciudades independientes y poderosas económicamente, el imperio siempre presto a restar atribuciones y territorios al Vaticano, sus servidores sarracenos y la población a merced del más fuerte; Francia e Inglaterra, Cataluña, Aragón y Castilla en espera de lograr sus aspiraciones en la península. El inmenso caudal de riquezas que afluye a los puertos italianos en un auténtico pre-renacimiento a caballo del Mediterráneo. La riqueza y el arte ascendentes contradicen pero son acicate de una estructura política corrupta, inmadura, dividida. La creciente técnica y ciencia, así como la universidad exigen justificaciones nuevas.
La obra de Tomás de Aquino exhibe una estructuración y un orden, tanto cosmológico, como pretendidamente social y político, que no existía en la realidad de su época. Se trata, pues, de una racionalización del orden feudal y la jerarquía romana.

0.c.       Teológicos
La obra de Tomás se resume en dos etapas y dos funciones distintas. La 1ª (1245 a 1259) neo-platónica (Agustín de Hipona) y con influencia inicial de Aristóteles (Avicena y Alberto Magno), produce una obra válida para discutir con Judíos y Musulmanes, sin emplear argumentos teológicos. Así, la Summa Contra Gentiles es una obra de encargo y estratégica, sin gran elección personal.
La 2ª etapa obedece a la polémica entre Franciscanos (agustinianos) y Dominicos (aristotélicos). Su producto es la Summa Theológica. * Aquí la elección es la razón causal y el hilemorfismo aristotélico.
En todo caso, aparte de las racionalizaciones del “estatu quo”, de la función (defensiva, en unos casos, integradora en otros) que el papado le encarga como teólogo oficial, Tomás siente, personalmente, la necesidad de aumentar el grado de justificación racional de la cosmovisión. Católica. Ver más adelante lo referente a la “Magna Condemnatio” de Aristóteles.


* La Suma Teológica (1261-1264)

Forma: el método escolástico propicia el orden de la razón, la posibilidad del diálogo y la integración de las posturas diferentes.
La suma se divide en Partes, estas en Cuestiones que, a su vez, se componen de Artículos. Los Artículos incluyen las Preguntas y, de estas, se desprenden los dilemas y la Objeciones, en las que Tomás de Aquino incluye los argumentos contrarios a la postura del autor. Finalmente, las Respuestas: las que suponen el fin de las cuestiones y las Respuestas a las objeciones, en las que se reconoce lo positivo de la Objeciones.
Todos los artículos están aristotélicamente construidos por la dialéctica de los sentidos del ser: de la misma manera que Aristóteles había señalado en su Metafísica que “Ser se entiende en muchos sentidos”, va a proceder Tomás de Aquino; por ejemplo en la cuestión 94, que trata de la esencia de la Ley Natural y que es fundamental para conocer su moderna apuesta por el derecho natural, Tomás de Aquino va a señalar los sentidos varios del hábito, del contenido de la Ley Natural (uno o muchos), de la pertenencia o no pertenencia de las virtudes a la Ley Natural, de la inmutabilidad o historicidad de la Ley Natural y, finalmente, los dos sentidos del concepto Principio: primeros y derivados. 
Contenido de la Suma: tres partes que resumen toda la creación, dinámicas y solución a las mismas. La primera parte es descendente: del Creador a la creación; la segunda parte, ascendente, del ser humano hacia la comprensión del Creador y, en la tercera, la síntesis, el Cristo Salvador.


(0.1. Antecedentes teóricos de Tomás de Aquino)

- Neoplatonismo: Agustín de Hipona. Siendo la anterior línea teológica de la Iglesia, Tomás se inicia como su defensor. La primitiva iglesia se presentaba con un exceso de platonismo puritano (Orígenes, Justino, Tertuliano) que casaba bien con la raíz purificadora del Antiguo Testamento hebreo. Agustín de Hipona reservará la esencia cristiana para el ámbito íntimo y emocional de la relación entre individuo y Divinidad. Todos los desarrollos racionales quedaban fuera de la Iglesia.

- Aristotelismo: el re-descubrimiento de Aristóteles por los árabes (Siria) impresionará la Universidad. A la inicial prohibición y la posterior condenación del “Filósofo”, sucederá la tarea –una vez visto el imparable avance- de integrar el hilemorfismo aristotélico: esta tarea se encomendará al “Doctor Angélico”.


(0.2. Neo-aristotelismo: Avicena y Averroes.)

 Una distinción que al árabe Abu Ibn Sina servía para hacer innecesaria la creación, la de Esencia y Existencia será adoptada por Tomás en su integración de Aristóteles. La tarea de refutar la interpretación de Abu Ibn Rusd sobre Aristóteles, será el inicio del interés de Tomás por el “estagirita”: la eternidad del mundo, la mortalidad del alma y el único entendimiento del que participan todos los hombres, herejías según la Iglesia, serán refutadas por él.  








I. El problema del conocimiento y la metafísica.





I. El problema del conocimiento.



1.a. Facultades cognoscitivas.

Cuerpo y alma. El ser humano es un compuesto, de manera que la sensación es del ser humano íntegro y lo mismo ocurre con todo conocimiento, de manera que será imposible la intuición pura del alma. No hay ideas innatas, luego es imprescindible este primer paso.

Los sentidos y la imaginación perciben la sustancia, el ser individual y producen la imagen sensible o “fantasma”.

- Sobre este fantasma sensible actúa el entendimiento agente, que, restando la parte material y concreta, aplica los axiomas y extrae –abs-trae- la forma, produciéndose así la especie inteligible. Aquí se encuentra el aristotélico “nous” que proporciona los axiomas. (2)
- Esta especie inteligible recae sobre el entendimiento paciente donde se produce la especie impresa que, a su vez como reacción, da lugar a la especie expresa o “verbum mentis”.



1.b.  Integración de Razón y Fe. 


La racionalidad avanza en las universidades y uno de sus síntomas es el triunfo de Aristóteles en París. Tomás opone un movimiento doble. por un lado separa y distingue la Razón de la Fe, al definir un “estatuto” para cada una; por otro lado las reúne al referirse las dos a una sola Verdad, un solo Ser que es Dios.


-  Estatuto de la Razón: procede de abajo a arriba, de la criatura al Dios. Es independiente y autónoma, teniendo como objeto el universo material; utiliza pruebas y logra una verdad cierta pero incompleta. En sus necesarias relaciones con la fe –en caso de contradicción- deberá someterse a la última y ser su auxiliar. No llega a los “articula fidei” (la esencia, la encarnación y la trinidad), pero si es capaz de demostrar los “preámbula fidei” (Dios existe y es Uno y Omnipotente).

Estatuto de la Fe: la Fe es una gracia divina, procede pues, de arriba abajo, de modo que no es autónoma al depender de la Revelación. Su objeto es lo absoluto, libre de toda materia, Dios y su verdad es total.
Pero –según Tomás-  la fe no es radicalmente distinta de la razón: es un “acto intelectual” pero que “sigue permanentemente investigando” (como la duda, la sospecha); es “prueba de las cosas no vistas”. La extensión aristotélica de la verdad a la divinidad, la inutilidad de la verdad, están detrás del estatuto tomista de la Fe.

 

1.c. El problema de la integración de la metafísica aristotélica en la teología creacionista.


- Esencia y existencia.

Tomás asume el hilemorfismo aristotélico “podándolo” de su problemática no cristiana: el ser es eterno, la forma es indestructible, increada y necesaria, esto es no se da materia sin forma ni forma sin materia, como si ocurría en Platón o en la teología cristiana. Podría pensarse que la existencia es  – como en algunos momentos se sugiere en Aristóteles- un proceso automático de auto-perfeccionamiento (teleología de la fisis) necesario de toda materia que -carente- “tiende” por si sola a la forma -su completitud-. El proceso podría aparecer como impersonal y eterno, esto es sin necesidad alguna de creación...


Tomás sustituye la materia y la forma por la terminología (de Avicena) de esencia y existencia. En Dios están todas las esencias de los seres: dicho de otro modo el ser potencia pero reconvertido a la idea platónica. La potencia no está en materia alguna independiente de Dios; la esencia contiene todo lo definitorio de un ser menos la concreción o actualización.

Dios es el que actualiza –da forma o crea- las esencias dándoles existencia (a las que les sea otorgada) o quitándosela. La esencia ha sustituido a la potencia de la materia y la existencia a la forma autónoma y eterna. El “¡fiat!”creador y personal del Verbo (¡hágase!) sustituye la tendencia automática de la materia hacia la actualización de su potencia en la forma.







II. El problema de Dios.


2.a. Jerarquía cosmológica según la esencia y la existencia (materia y forma).

- En lo más alto del cosmos, el Creador, el Ser Absoluto que sólo por analogía se parece a las criaturas.
Es un ser sin materia, en el que toda potencia se ha realizado desde el origen de los tiempos, es Acto Puro. Frente a las criaturas contingentes (pueden ser y no ser) es necesario: no puede más que ser siempre. Es pura Forma. Es el único Ser en el que Esencia = Existencia.

- Los Ángeles son seres sin Materia, pero para ser necesitan que Dios les dé la existencia. Problema del Demonio. El pecado – presencia de la libertad- comienza con ellos y sigue con los hombres.

- Los humanos con Materia, son contingentes. Su forma les relaciona con Dios al que deben el existir.
- Los animales no humanos son más bien Materia, sin Forma o Alma, pero si Vestigio Divino.

- Penúltimo y último niveles: la Materia pura, sin forma, existencia pasajera.
       
           - El último es el No-Ser o Mal: no es, más que mera ausencia de Dios.


"Debemos considerar que cuanto más elevada está una especie material, tanto menos está sujeta a la materia, y, por consiguiente, cuanto más noble es una forma, tanto más elevada está sobre la materia. De aquí se sigue que el alma humana, que es la más noble de las formas materiales  llega al más alto grado de elevación, ejerciendo, como ejerce, operaciones sin comunicación de la materia corporal." (3)

 

2.b. Dios como "preambula fidei" (resumir la argumentación expuesta en la "Integración de Razón y Fé).


2.c. La evidencia de Dios.





 TOMÁS de AQUINO, Suma Teológica, Primera parte, cuestión 2, arts. 1-3.





2.d. Las cinco vías para la demostración de la existencia de Dios.



     

 




III. El problema del hombre.


3.a. El problema. 

El problema principal que encuentra Tomás de Aquino en su "teorización" de los dogmas que estructuran la enseñanza de la Iglesia sobre el hombre, es el de las relaciones Alma/Cuerpo y, especialmente, la argumentación sobre la resurrección del cuerpo como parte de la esencia humana. ¿Cómo subsistirá el cuerpo en el Cielo una vez celebrado el Juicio Universal?
Así mismo, dada la omnipotencia divina, lo que produce el conocimiento de todo lo que sucederá en el futuro...¿como se entiende el mantenimiento de la libertad humana que, además, precisa de la Gratia Dei para no extraviarse sin la Fe?




La imprescindible gracia del Espíritu Santo.

3.b. El hombre unidad de materia y forma

El hombre está constituído por una materia, el cuerpo y una forma, el alma. Siguiendo con la integración de la metafísica aristotélica, Tomás afirma que a pesar de que el cuerpo está en mera potencia y sólo el alma es su acto, es decir el acto del cuerpo, en la ESENCIA del  HOMBRE está incluído el cuerpo...la parte potencial que conlleva la EXISTENCIAProblema por supuesto que un ser en potencia se salve y pueda ser recibido en el Cielo.
Pero esa afirmación de que en la ESENCIA del HOMBRE esté el CUERPO, implica que en el Juicio Universal cada ALMA, por memoria que posee del individuo como unidad de alma y cuerpo, recupere el cuerpo...Se reconoce de esta manera especulativa la RESURRECCIÓN DEL CUERPO.
De las tres "almas" que componen al hombre en Aristóteles, Tomás identifica al Alma Intelectiva como la Forma propia del cuerpo, lo que lo mantiene vivo, lo que lo ordena y lo conferirá la eternidad. (Sobre el Alma. C. 76, a. 2)
Frente a Agustín de Hipona, Tomás privilegia el intelecto y la forma o ánima no es amorosa, es intelectiva.

3.c. La inmortalidad del Alma y la resurrección del cuerpo. 


Es evidente que la ESENCIA del HOMBRE recibió la EXISTENCIA gracias a Dios,por lo tanto, como los ángeles y a distinción de Dios, la esencia humana no implica la existencia pero, una vez creado, la INMORTALIDAD DEL ALMA y su memoria de la unidad con el cuerpo, implican su subsistencia en el otro mundo: como ser PREMIADO o como ser CASTIGADO. Por toda la eternidad.
Tomás de Aquino razona (¡!) hasta el dogma de la inmortalidad del Alma: el Alma no está compuesta y, a su vez, no tiene contrario, por lo que no puede corromperse. Otro de los argumentos que Tomás aporta para asegurar la inmortalidad del Alma es el deseo natural que posee el ser humano de seguir vivo a pesar de la muerte: lo natural no engaña, asevera Tomás, luego el ser humano es inmortal.
Que el hombre haya sido hecho "a imagen y semejanza" de Dios no implica más que la presencia en él  del espíritu en forma de Alma. Pero la semejanza no es más que analógica. Dios es incomparable con todos los seres, incluyendo el hombre.

3.d. La voluntad libre del hombre y la omnipotencia divina. La predestinación y el mal.

Toda esta temática ya está dentro de la ética. El hombre, creado como decíamos antes, "a imagen y semejanza de Dios", es libre y está dotado de una voluntad libre para perseguir la conducta adecuada. Ahora bien, sin la necesaria Gracia Divina sería imposible la Fe y, sin esta, sería imposible la buena ordenación de los actos y su dirección hacia la salvación eterna.
La omnipotencia divina no sólo implica la providencia de Dios sobre el hombre, también la presciencia -conoce lo que el hombre va a hacer-,  y la predestinación del hombre para un fin y un destino que ya conoce Dios. Sin embargo, estos hechos no menoscaban la libertad del hombre que sigue en potencia de decidir su camino hacia la salvación.










“La Tentación de Santo Tomás” de Velázquez, 1631-33










IV. Ética.


4.a. Moral hebrea.

El cumplimiento de la Ley de Dios, escrita, revelada y sin necesidad de razonamiento alguno: la omnipotencia de la divinidad, el temor de Dios, la promesa de la salvación y el premio en el paraíso. La fe, finalmente, está por encima de la razón. Todo el bien se funda en la gracia- favor-divino-.
De esta manera todo está controlado por la omnipotencia  divina a través de su Providencia: todo está escrito. El pecado, antes que causa de infelicidad, es incumplimiento de la palabra-ley del Padre.
De nuestro texto, el primer término nos habla de un componente hebreo: la Ley.

4.b. La herencia helénica y romana.

La divinidad es –herencia griega- la Verdad, y el mismo Dios todo lo sabe, no sólo todo lo puede.
Ahora bien, de Grecia y de Roma el cristianismo de Tomás ya ha recibido la lección humanista: la voluntad y la libertad del hombre se apoyan en su razón. (Ver esta temática actualizada en "Dios y la libertad", de Carlos López Díaz. En archipielagoduda.blogspot.com.es)

En el hombre no actúan sólo causas necesarias, sino también contingentes. La liberación del hombre forma parte de la providencia divina. La presciencia y la predestinación no hacen al hombre esclavo, incluyen su libre albedrío procedente, eso sí, de la Gracia Divina. La noción Naturaleza proviene de Aristóteles y los estoicos. Existencia del Mal: la teología del mal procede de una síntesis del componente hebreo y de la filosofía griega y romana. El mal puede ser “pena” (deficiencia de la realidad ) o "culpa” y pecado. El pecado está en relación causal directa con el libre albedrío.

4.c. Eudemonismo aristotélico-tomista, virtudes dianoéticas, éticas y virtudes teologales. 

Dios nos ha dado el orden de la razón y la ley natural para inclinarnos al bien y apartarnos del mal. Las virtudes son parte de esa disposición al bien. El hábitus nos predispone a entender tanto los principios intelectuales como los prácticos: es la sindéresis que nos inclina al bien y aparta del mal.
Las Virtudes intelectuales y las morales son hábitus en todos los sentidos (disposiciones prácticas constantes, naturales y racionales, para vivir recta y equilibradamente, que conducen a la felicidad) Las morales son justicia, templanza, prudencia y fortaleza. Sólo con ellas no se logra la beatitud eterna. Se necesita fe, esperanza y caridad, virtudes teologales, que llegan por la Gracia de Dios.






Representación de la teoría de "Las dos Espadas".



5. El problema de la Política y la teoría de la ley natural.

Existe una LEY ETERNA, la Ley de Dios que se refleja (por “participación”) (5) en el ser humano en forma de LEY NATURAL  y que debe ser convertida por la colectividad en LEY CIVIL (inspirada por tanto por el Derecho Natural).
Esta Ley Natural que se encuentra inscrita en el ser humano tiene tres manifestaciones:

1. Inclinación hacia el bien natural de todos los seres, y también por tanto del hombre, bien natural que se concreta en el imperativo a conservarse.
2. Inclinación hacia el bien natural de los animales, y el hombre con ellos, como la reproducción, la educación, etc.
3. Inclinación exclusivamente del ser racional que nos impulsa a la vida en sociedad, a la Verdad,  y a conocer a Dios como Verdad Suprema. Ver artículo 2º en la exposición extensa a continuación. (6) *

A partir de esa Ley Eterna y Natural, que se refleja también en la Ley Divina –Antiguo y Nuevo Testamento-, la colectividad –en la que el pueblo tiene una gran preponderancia en la letra de Tomás de Aquino- debe dictar las leyes.
Ley que no sea Justa –según el Derecho o Ley Natural- no es realmente Ley.(7)

La forma política que  más se ajusta a la Ley de Dios, o al Gobierno Divino del Mundo, es la Monarquía, (8) aunque por detrás estará siempre el auténtico y superior Rey que es Jesucristo, por lo que el gobierno civil deberá subordinarse generalmente al que Cristo encomendó en la tierra su labor, el Papa. (9) 




5.b. Introducción extensa a la doctrina tomista de la Ley Natural 


La cuestión 94: trata de la esencia de la Ley Natural (art.1); contenido (arts. 2 y 3); propiedades: universalidad (art. 4), inmutabilidad (art. 5) e indelebilidad (art. 6).

Artículo 1º: ¿La Ley Natural es un hábito?
De nuevo Aristóteles: “tres cosas hay en el alma: potencias, hábitos y pasiones”. Para el “Filósofo” hábito es o bien posesión o bien cualidad.
Había que integrar la Ley de Dios en la Naturaleza aristotélica y que mejor manera que integrarla en la misma definición de los contenidos del alma que nos da Aristóteles. Pero esto producía ciertos problemas.
Es evidente que la Ley Natural no puede ser ni  potencia del alma ni pasión: luego es hábito pero, ¿cómo entender la Ley Natural en tanto que hábito?
Para Tomás hay dos sentidos del término “hábito”: es un medio de acción o el mismo contenido del hábito. 

Por el primer sentido la Ley Natural no es un hábito, pues está grabada en el alma humana. 
Por el segundo a veces los preceptos de la Ley están en el ser humano en forma de hábito, es decir que el alma tiene una forma habitual de entender y practicar los principios de la Ley Natural. Pero hay excepciones: el niño, al no disfrutar de razón no puede servirse de la Ley como hábito, por falta de edad.

* Artículo 2º: La Ley Natural, ¿comprende muchos preceptos o uno solamente?

De nuevo hay que compaginar la Revelación y la razón aristotélica: el ser humano tiene alma, pero también es un animal, aunque racional.
Los primeros principios son evidentes; aunque hay evidencia absoluta y evidencia relativa. Pero incluso la evidencia absoluta no es alcanzable por todos, especialmente por los indoctos (evidente: cualquier proposición cuyo predicado pertenece a la esencia del sujeto. 
Pero algunos ignoran la definición de sujeto y…no llegan a esta evidencia). Por eso –como en el caso de la existencia de Dios, no evidente pero demostrable por la razón- hay que razonar los primeros principios, su unidad y su multiplicidad.

Hay un orden: lo primero que se conoce es el ente (ser); el primer principio es el de no contradicción (de Aristóteles 1.: “no se puede afirmar y negar a la vez una misma cosa”); el Ser es el Bien, el 1er principio práctico: todo agente obra por un fin y el fin tiene sentido de bien (Aristóteles 2.); de ahí el 1er principio de la Ley Natural: “el bien hay de hacerse y el mal evitarse”. Pero el bien es la actualización, la realización del fin propio de cada ser (Teleología aristotélica).

* Todas las inclinaciones naturales se entienden por la razón como buenas (naturalismo aristotélico: un avance dentro de la teología vaticana).

A)    El ser humano comparte inclinaciones, bienes, con todos los seres (hasta los inorgánicos): es de ley natural, o sea bueno, todo lo que tiende a conservar el ser.

B)    El ser humano comparte con los animales reproducción y educación de crías.

C)    Inclinación y fin exclusivo del ser racional: verdad de Dios y vivir en sociedad.

En conclusión: los preceptos de la Ley natural son varios, pero coinciden en una sola raíz. A su vez, la razón está encargada de poner orden en todo lo que excede de la fe.

Artículo 3º: Los actos de las virtudes, ¿son todos de ley natural?

Los actos inspirados por inclinaciones naturales son virtuosos, pero...el problema es –de nuevo- el choque entre la naturaleza (Aristóteles) y la ley de Dios...

La solución de Tomás es la relativización de los actos virtuosos:
A) Dependen de si están ordenados al bien común o son particulares, propios del interés individual.

B) Así mismo cualquier acto no es ni virtuoso en si, ni pertenece a la Ley Natural en si mismo: depende del tipo de individuo. Aquí resuena el justo medio de Aristóteles: Milón que es grande puede comer más que otro individuo sin caer en vicio...

C) La inclinación natural está relativizada por la naturaleza humana: la naturaleza del hombre es racional, entonces cualquier inclinación natural no pertenece a la Ley Natural: será aquella a la que se llegue por análisis racional.
Así la templanza busca el bien común de la naturaleza: lo referente a la comida, la bebida y el sexo. Será la razón la que ponga el límite en esos aspectos de la acción.

D) Finalmente: hay un sector de pecados que no admiten relatividad: los pecados llamados de contranatura, como la sodomía,  son vicios contra la misma naturaleza y su equilibrio y ordenación animal. 

Artículo 4º: ¿La Ley Natural, ¿es la misma para todos?

La misma Ley Natural es relativa.
De entrada no es lo mismo Ley Natural que la Ley o el Evangelio, pues enseñan muchas cosas superiores a la naturaleza. Hay relación pero no igualdad.

La inclinación natural y la razón tienen distintos objetos y distintas manifestaciones.
Pueden dedicarse a las cosas necesarias (razón especulativa)  y de ahí que sus conclusiones, tanto particulares como principios comunes son verdades sin excepción. Ahora bien, pudiera que esas verdades no la conocieran todos igualmente, como en las verdades de la geometría. Al revés, la razón puede dedicarse a las cosas contingentes, como los actos humanos; en este terreno si en los principios hay bastante seguridad, cuanto más se desciende a lo particular, más excepciones se encuentran.
Por otra parte si tratamos de las conclusiones derivadas de los principios universales, hallamos excepciones, por impedimentos, grado de conocimiento, influencia de las pasiones, malas costumbres o torcidas disposiciones naturales. Así el robo estaba considerado lícito entre los germanos.

Tomás de Aquino va determinando paso a paso: cualquier inclinación natural no es válida; se necesita la razón; ahora bien la razón no alcanza a todas las verdades de la revelación; finalmente, el objeto y el grado de la razón relativiza también la conclusión.


Artículo 5º: ¿Puede cambiar la Ley Natural?

Casi todo es Ley Natural para Tomás de Aquino: la inclinación humana (no hacer daño al prójimo) y lo propuesto por la razón utilitaria. Así la Ley natural cambia por adición. También es de derecho natural aquello donde la Ley Natural no impone lo contrario: cambio por omisión.
“Todo lo que hace o manda Dios es en cierto modo natural”: y así puede imponer la muerte, el adulterio y la prostitución.
La Ley Natural puede pues cambiar en aspectos particulares y minoritarios, incluso puede completarse al haberse corrompido pero, además, en casos como el homicidio o el adulterio, por encima de ella está la voluntad de Dios: el naturalismo aristotélico tiene sus límites: la Revelación y la misteriosa voluntad divina.

Artículo 6º: ¿Puede la Ley Natural ser abolida en el corazón humano?

De nuevo el choque entre el naturalismo aristotélico (la eternidad de la naturaleza) y la revelación de la creación y el pecado original. Las culturas paganas (“gentiles”, en el texto), que no han recibido el mensaje del evangelio, se mantienen en el olvido de la naturaleza racional del ser humano, así en el caso del robo entendido como lícito o los pecados contranatura.

Así mismo se observa en el artículo la contraposición entre el concepto teológico, casi mitológico de la “Gracia” y el de “naturaleza. Tanto sobre uno como sobre otro penden graves dudas sobre su ser indeleble. Es verdad, sin embargo, que Tomás admite- en la segunda respuesta a las objeciones- que “la naturaleza es más esencial al hombre (que la gracia) y, por tanto más estable”, con lo que advertimos como Aristóteles ha calado en el Aquinate que, se presenta así, como un adalid del pre-renacimiento.

Tomás de Aquino sigue aplicando su criterio de equilibrio, de justo medio, quizá incluso de cierto relativismo –como decíamos arriba- :
A) en cuanto a los principios comunes, universales, la Ley Natural no puede ser ni abolida ni borrada de los corazones de los hombres donde –como afirmó Agustín en las Confesiones- ha sido escrita.
B) En cuanto a los preceptos secundarios de la Ley Natural, si acepta Tomás que puede ser borrada por numerosas causas: malas persuasiones, errores en las conclusiones especulativas, por costumbres depravadas o hábitos corrompidos.
C) Además, en la práctica, la razón tiene dificultades para aplicar el principio general a un asunto particular.










Notas. 


(1) Las Siete Partidas. (Reinado de Alfonso X. Siglo XIII) 
‘E esta descomunion llama Santa Eglesia anatema que quiere tanto dezir como espada del obispo con que deue matar alos que fazen muy grandes pecados e non se quieren emendar.’ (1, 19, 13); ‘Onde pues que enla primera partida deste libro auemos fablado dela iustiçia spiritual que faze al onbre ganar el amor de Dios por voluntad: es la primera espada porque se mantiene el mundo. E otrosi enla segunda partida mostramos delos grandes sennores que la han de mantener general mente en todas cosas con fortaleza e con poder, que es la otra espada tenporal, que fue puesta contra aquellos que la quisiesen enbargar o destruyr por fuerça iurando contra Dios soberuiosa mente o contra el sennor tenporal o contra la tierra onde son naturales.(3. Prólogo) Las Siete Partidas.- BOE, 1999. (edición facsimilar de la edición de 1555, con glosas de Gregorio López).
Y también un texto más explícito, aunque posterior a Tomás de Aquino, el de Bonifacio VIII (Bula Unam Sanctam, 18 de noviembre de 1302).
‘Por las palabras del Evangelio somos instruidos de que, en ésta y en su potestad, hay dos espadas: la espiritual y la temporal […]. Una y otra espada, pues, están en la potestad de la Iglesia, la espiritual y la material. Mas ésta ha de esgrimirse en favor de la Iglesia; aquella por la Iglesia misma. Una por mano del sacerdote, otra por mano del rey y de los soldados, si bien a indicación y consentimiento del sacerdote.’ (E. Denzinger, El magisterio de la Iglesia. Manual de los símbolos, definiciones y declaraciones de la Iglesia en materia de fe y costumbres (Barcelona, 1963), 170 &endash; 171)

 http://parnaseo.uv.es/Memorabilia/Memorabilia6/Irina/Irina.htm

(2) Summa Theologica, I. q. 79.Tomás de Aquino (2010). Francisco Barbado Viejo. ed. Summa Theologiae.  Vol 1/6. Biblioteca de Autores Cristianos.
(3)  Compendium theologie. Brevis summa de fide. (1265) XCII. "Solución a las objeciones" (sobre la unidad o pluralidad del alma humana). Pág. 75.Trad. L. Carbonero y Sol. Ed. Orbis, Barcelona 1984.
(4) S. Th. Sobre el Alma. C. 76, a. 2. Edición del P. Ismael Quiles, Espasa-Calpe, Madrid, 1957.
(5) S.th., II, 1,q. 91, a. 1-2.
(6) Ver una exposición más amplia de este texto en la adenda al final del tema: artículo 2º.
(7) S.th., II, 1, q. 94, a. 2.
(8) De regimine princ., I, 2. La monarquía. (traducción Laureano Robles y Ángel Chueca) (1989). La monarquía. Madrid: Tecnos S. A.
(9) De reg. Princ., I, 14






RESÚMENES.


V.B. Resumen del pensamiento de Agustín de Hipona.




I. El problema del conocimiento: Razón y Fe.

I.a. El Problema: dos grandes contradicciones
1ª. El amor por el libro, la Letra, la Palabra de Dios y su Revelación, junto a un pujante individualismo. 
2ª. La cultura del libro sagrado -hebrea- basada en la fe y la revelación y la de la razón filosófica griega, basada en la duda, el análisis, la crítica y la relatividad. Agustín intenta una solución dialéctica: la fe es imprescindible, pero para llegar a ella es necesaria la razón: “intellige ut credas”. Finalmente es necesaria la exploración racional del contenido de la fe.
Primero ascensión –del Alma a Dios-, luego interiorización; de afuera a dentro… (Al contrario de lo que veremos en Tomás de Aquino, en el que el proceso va de afuera hacia arriba…).

I. b. Teoría del conocimiento.
Todo empuja a Agustín a la conclusión de que el conocimiento humano depende casi absolutamente de Dios.“ninguna criatura, por muy racional e intelectual que sea, se ilumina por sí misma, sino que es iluminada por participación en la Verdad eterna.”
Tres niveles: sensación, razón y sabiduría. La sensación no puede alcanzar seguridad alguna, depende de lo mudable; la razón, aunque definida por su fin la acción, opera con modelos eternos e incorpóreos que permanecen en la memoria profunda; la sabiduría, en función de la pura contemplación, es la que recibe la iluminación divina. A pesar de todo esto, Agustín no admite la mística radical según la que el alma del hombre conectaría directamente con la esencia divina. 

Agustín, incurso en el esquema triádico de vieja raigambre pitagórico-platónica, termina identificando los tres niveles del conocimiento con los tres modos de vida:

1. Sentir/Intuición/Vivir=Ser o existir (el presente).
2. Pensar/Memoria/Saber= las ideas del existir (el pasado recordado con las imágenes de Dios).
3. Querer/autoconciencia interior o Alma/Amar=la creación y a Dios como creador.



II. El problema del Ser/Dios y la Creación desde la Nada. El mal. Herejías.

II.a.. El Dios-Uno lo es Todo, Poder y Libertad  supremos, indica un sentido al hombre: la Providencia.
II.b. El Problema: El mal frente a ese Bien Absoluto.  Es innegable  Mal  en el Mundo; el Mal no es sustancia, es más alejamiento de Dios. Dios creó al hombre no solo de memoria e intelecto, sino también de Voluntad. El Mal procede de esa voluntad humana por ignorante aplicación de su libertad.

II.c. Las herejías. Las “herencias” del problema.

Maniqueísmo: hay un autor del Mal, un Dios Malo que tienta al hombre. Agustín: el Mal no es obra de Dios, sino del hombre libre.
Pelagianismo: la libertad independiza al hombre de Dios y del pecado original. Agustín: el bien del hombre no se compone solo de libertad, también de Gracia divina.
Juliano: la libertad es elección entre el bien y el mal, por lo que Dios no es libre. Agustín: la libertad de Dios se define en relación a la necesidad del Fin=Bien. No hay elección.


III. El hombre y la ética: pecado original, voluntad y libertad.
1. Sentir: la "notitia", la sensación es necesaria pero peligrosa, puede hacernos errar en el camino.
2. Pensar: el "intellectus" es libre, pero de nuevo puede equivocar la dirección. Solo la razón no salva. Puede buscar solo el saber por saber...
3. Querer: la "intentio" amorosa con su instrumento la sabiduría y su finalidad la felicidad.


IV. El problema de la Ética.

El problema. La libertad es el efecto de la voluntad humana (a imagen y semejanza de Dios) que se equivocó y provocó la mácula del pecado original; a causa de ese negativo inicio, la voluntad se reduce a libre arbitrio, espacio en el que la voluntad puede elegir hacer el mal –pecar- o bien ordenarse al bien. La auténtica libertad –asistida por el intelecto- es, o servicio por amor al orden de Dios, o servidumbre; la libertad así entendida, intelectualmente, es necesidad: feliz necesidad o dura necesidad, que es en la que nos introduce el pecado. Gracia, Providencia y Amor divinos ayudan a la voluntad. Una vez superada la ilusión libertaria de la razón el hombre no puede elegir más que entre:
"Feliz necesidad -Amor al Padre infinitamente superior- o dura necesidad - la razón del ser libre, pero mortal"

La voluntad (el tercer componente del ser humano, correspondiente la sabiduría) desea la felicidad y la sabiduría es su medio –nunca el fin-; la sabiduría lo es de la Verdad que es el Sumo Bien, o sea Dios. Es preciso elegir Querer Amar a Dios, pues es el Amor-Caridad de Dios lo que mueve al hombre a su salvación. El hombre viene de Dios y a Él va: el hombre es un ser para Dios.
En De Civitate Dei, Agustín aumenta el contenido del simbolismo triádico, relacionando la filosofía con la Trinidad:

1. Padre: el Ser y la filosofía natural.
2. Hijo: el Saber y la filosofía lógica.
3. Espíritu Santo: el Amor/voluntad y la ética.




VI.B. Resumen del pensamiento de Tomás de Aquino.



I. El problema del conocimiento y la metafísica.

I.1. El problema del conocimiento.

1. a. Facultades cognoscitivas.
- Cuerpo y alma. El ser humano es un compuesto, de manera que la sensación es del ser humano íntegro y lo mismo ocurre con todo conocimiento, de manera que será imposible la intuición pura del alma. No hay ideas innatas.
- Los sentidos y la imaginación perciben la sustancia, el ser individual y producen la imagen sensible o “fantasma”. - Sobre este fantasma sensible actúa el entendimiento agente, que, restando la parte material y concreta, aplica los axiomas y extrae –abs-trae- la forma, produciéndose así la especie inteligible. Aquí se encuentra el aristotélico “nous” que proporciona los axiomas. (2)
- Esta especie inteligible recae sobre el entendimiento paciente donde se produce la especie impresa que, a su vez como reacción, da lugar a la especie expresa o “verbum mentis”.

1. b.  Integración de Razón y Fe. Se distinguen y, a la vez, se complementan…
-  Estatuto de la Razón: procede de abajo a arriba, de la criatura al Dios. Es independiente y autónoma, teniendo como objeto el universo material; utiliza pruebas y logra una verdad cierta pero incompleta. En sus necesarias relaciones con la fe –en caso de contradicción- deberá someterse a la última y ser su auxiliar. No llega a los “articula fidei” (la esencia, la encarnación y la trinidad), pero si es capaz de demostrar los “preámbula fidei” (Dios existe y es Uno y Omnipotente).

- Estatuto de la Fe: la Fe es una gracia divina, procede pues, de arriba abajo, de modo que no es autónoma, sigue a la Revelación. Su objeto es lo sin materia, Dios, y su verdad es total. Pero –según Tomás-  la fe sigue la tarea de la razón: es un “acto intelectual” pero que “sigue permanentemente investigando”, así que es “prueba de las cosas no vistas”.

1.2. El problema de la integración de la metafísica aristotélica en la teología creacionista.
- “Esencia” y “existencia”, frente a las aristotélicas “materia” y “forma”.
Tomás asume el hilemorfismo aristotélico eliminando su problemática no cristiana: Aristóteles afirmaba que el ser es eterno, y la forma, increada y necesaria, esto es no se da materia sin forma ni forma sin materia, como si ocurría en Platón o en la teología cristiana. Por lo tanto no hubo creación. Para “integrar/eliminar” esa visión aristotélica, Tomás sustituye la materia y la forma por la terminología de esencia y existencia. En Dios están todas las esencias de los seres: dicho de otro modo el ser en potencia pero reconvertido a la idea platónica. La potencia no está en materia alguna independiente de Dios; la esencia contiene todo lo definitorio de un ser menos la concreción o actualización. Y, en lugar de Forma, Dios otorga la existencia.
Dios es el que actualiza –da forma o crea- las esencias dándoles existencia (a las que les sea otorgada) o quitándosela.


II. El problema de Dios.

2. a. Jerarquía cosmológica según la esencia y la existencia (materia y forma).
- En lo más alto del cosmos, el Creador, el Ser Absoluto. Es un ser sin materia, en el que toda potencia se ha realizado desde el origen de los tiempos, es Acto Puro. Frente a las criaturas contingentes (pueden ser y no ser) es necesario: no puede más que ser siempre. Es pura Forma. Es el único Ser en el que Esencia = Existencia.

- Los Ángeles son seres sin Materia, pero para ser necesitan que Dios les dé la existencia.
- Los humanos, con Materia y contingentes. Deben a Dios –que les dio forma- el existir:
- Los animales no humanos son más bien Materia, sin Forma o Alma, pero si Vestigio Divino.

- Penúltimo y último niveles: la Materia pura, sin forma, existencia pasajera. - El último es el No-Ser o Mal: no es, más que mera ausencia de Dios.

2. b. ¿Dios es evidente o hay que demostrar su existencia?
Tomás refuta una a una las hipótesis que defendían desde la antigüedad la “evidencia de la existencia de Dios:
1.      La existencia de Dios no es innata, puesto que la misma Biblia reconoce que hay ateos. También, el mal rompe esa evidencia… Puede haber evidencia  “en sí” pero no “para sí.
2.       El concepto de Dios incluye la existencia, pero un concepto no es una realidad…
3.       Dios es la verdad, y la verdad existe…pero no podemos asegurar que sea absoluta…

2.c. Las cinco Vías para la demostración de la existencia de Dios.

Todas las vías comienzan en la percepción sensible, adoptan un principio, el de causalidad y, tras la presencia de una gran contradicción, terminan en la conclusión de que Dios existe.
1ª Vía: vemos que todo se mueve, todo lo movido tiene una causa, y es imposible la causalidad infinita, porque entonces no habría causa primera y, sin esta, no habría causas ni efectos derivados: luego Dios existe.
2ª Vía: igual que en la primera, pero sustituyendo el movimiento por la misma causa: vemos que todos los seres son causados…final: sólo hay un Ser que es Causa de Sí mismo. Dios.
3ª Vía: vemos que los seres son contingentes, esto es que son, pero pueden dejar de ser. ¿Si todos esos seres comenzaron en un momento en el que no había ningún contingente, quien produjo el primer ser contingente? Dios, que es el único ser necesario.
4ª Vía: vemos seres más o menos perfectos, y todos están en una escala de graduación: Dios es el Máximo de esa escala y la Causa de los grados.
5ª Vía: vemos que todos los seres tienen a un fin –teleología aristotélica-, pero también los seres no inteligentes…Luego tiene que haber un Ser que les dirija a su fin: Dios.

III. El problema del hombre y la moral.

3. a. Unidad indivisible de cuerpo y alma: es una idea aristotélica, no hay ser sin materia, ni sin forma. Además, el alma tiene memoria del cuerpo y, en la resurrección, traerá al cuerpo. La intuición natural de la inmortalidad no puede engañar, luego todo el ser humano volverá a ser.
3. b. El hombre, a imagen y semejanza de Dios, tiene Voluntad Libre, luego el mal proviene de su mal uso. A la vez, la omnipotencia de Dios implica su total conocimiento de todo: la Providencia divina, sin embargo, no determina al hombre que sigue en potencia y libertad.
3. c. La moral tomista es una mezcla de lo hebreo y lo romano. La Ley Divina debe ser respetada y cumplida: se salva el que “cumple”. El pecado viene del incumplimiento.
Pero la moral debe ser también racional: la infelicidad es el efecto de una causa: el pecado.
El mal puede ser “pena” (deficiencia de la realidad) o "culpa” y pecado. El pecado está en relación causal directa con el libre albedrío.
3.d. Las virtudes. 
Dios nos ha dado la razón y la ley natural para inclinarnos al bien y apartarnos del mal. Las virtudes son parte de esa disposición al bien. Las Virtudes intelectuales y las morales son “habitus” –la tendencia innata al bien- en todos los sentidos (disposiciones prácticas constantes, naturales y racionales, para vivir recta y equilibradamente, que conducen a la felicidad) Las morales –procedentes de la razón-  son justicia, templanza, prudencia y fortaleza. Sólo con ellas no se logra la beatitud eterna. Se necesitan las teologales, fe, esperanza y caridad, que llegan por la Gracia de Dios.



VII. Resumen del pensamiento de Guillermo de Ockham.

La crisis de la Escolástica en el s. XIV: el nominalismo de Guillermo de Ockham

I. La crisis de una ilusión: la síntesis de teología natural y teología revelada.
El siglo XIV se define por “desesperar” de lo intentado en el XIII: Duns Scoto () y Guillermo de Ockham () son los “autores” y protagonistas de esa crisis de la Escolástica. Los dos abordan el problema de la existencia de los UNIVERSALES: Scoto defiende una cierta “naturaleza común” presente en las cosas, pero abstracta, con tal de explicar las especies y los géneros. G. de Ockham les negará toda realidad.

II. La epistemología intuitiva frente a la abstractiva.
Frente a las abstracciones –las especies- que contienen o producen los entendimientos – agente y paciente- Guillermo de Ockham afirma que no hay conocimiento tan veraz y demostrativo como el “INTUITIVO”: conoce el HECHO CONCRETO, PARTICULAR, EVIDENTE, INMEDIATO Y CONTINGENTE, en una palabra lo EXISTENTE o, en un concepto más práctico, lo EXPERIMENTAL. El mismo principio de causalidad cae ante la experiencia de la “PRESENCIA” o “AUSENCIA”: o es evidente la causa o no la hay…

III. La crítica “lingüística” ockhamista en la teoría de las “SUPOSICIONES”[1]
Las proposiciones se componen de términos, que son los universales. Ahora bien los términos pueden y de hecho SUSTITUYEN de tres maneras: 3.a. Suposición material, el término “hombre” sustituye a la palabra “hombre”; 3.b. Suposición personal, el termino significa al hombre mismo, el que vive, el que corre…y, 3.c., Suposición simple, en la que el término sustituye al conjunto de hombres, esta es la Especie”. Si resumimos, la opción y el problema se reduce a la SUSTITUCIÓN DE CONCEPTOS O DE COSAS…De manera que “los TÉRMINOS QUE DESIGNAN CONCEPTOS significan objetos de manera CONFUSA; los que designan COSAS, significan los mismo objetos, estos es DISTINTAMENTE CONOCIDOS.” [2]

IV. En que quedan los UNIVERSALES y las ESPECIES.
Las proposiciones verdaderas contienen palabras que significan seres reales y particulares, pero la filosofía, desde Aristóteles, imaginó intermediarios entre entendimiento y cosas, la “Especie” –un concepto universal-. Ockham afirma la imposibilidad de experimentar, ver o razonar la existencia de esa “Especie”: no tiene otra realidad que la de la imagen que resta en nuestra mente ante cosas semejantes. Pero es una imagen real, particular y confusa de tales objetos parecidos.

V. Terribles consecuencias –escépticas- para la teología tomista y vaticana.
Vías para demostrar a Dios: no estamos seguros de que sea imposible una serie infinita de causas pasadas…( “Comentario a las Sentencias”) sería muy difícil probar que, una vez establecida la causa primera (mera posibilidad), esa causa es Dios (“Centiloquium”); la unidad de Dios es también probable, no segura y, del mismo modo, podríamos admitir la existencia de otros mundos, cada uno con su Dios…Pero sobre la infinitud de Dios tenemos dudas: se trata –el término “infinito”- de un significado convencional, con dudas…

Sobre la naturaleza omnipotente de Dios, Ockham bate el récord: Dios no tiene límites, ni divisiones (entendimiento, voluntad…); no necesita hacer méritos, ni cumplir norma alguna, podría haber impuesto, en lugar del Amor, el deber de Odiarle; el robo o el adulterio son malos por el precepto, pero no porque a Dios le ofendan ni mermen en absoluto su poder total; Dios podría haberse hecho asno, árbol o piedra, en lugar de Hombre –Cristo-. El poder divino, por total, es arbitrario: Dios no sigue Ley alguna (como en Averroes o en Avicena). ¿Y si no hay Universal en Dios, por qué iba a haberlo en las cosas? Todo ha caído en un “contingentismo absoluto”. Nada es necesario.[3]


[1] De Andrés, Teodoro, El nominalismo de Guillermo de Ockham como filosofía del lenguaje. Gredos. Madrid, 1969.
[2] Gilson, Étienne, La Philosophie au Moyen Âge, Payot, Paris, 1952. Trad. Pacios y Caballero para Ed. Gredos. Madrid 1958. IX. III. Pág. 628.
[3] Estas consecuencias han sido ignoradas o bien ocultadas en la bibliografía española de origen eclesiástico. Es Gilson, ya en el 52, el que tiene que recordarlas.


1 comentario:

  1. Hola Ernesto! Soy Lucía Villalón, del 2ºAH. Tengo mañana examen de la primera evaluación, y quería preguntarte si dentro de Tomás de Aquino entra algo más que el Conocimiento y Dios. Es decir, si entra también el problema del hombre, la ética y la política. Gracias!!

    ResponderEliminar